Viajar lowcost: un modo de vida austero

Viajar lowcost: un modo de vida austero

Jun 8, 2024 0 Por Omar El Bachiri

Actualmente, quien no viaja es porque no quiere dado que, los precios son muy asequibles para la gran mayoría de la sociedad. No entraré en las deudas de cada uno porque una vez somos mayores de edad todos tenemos la opción de escoger nuestro propio modo de vida. Hay quien prefiere endeudarse de por vida en una vivienda o en otros préstamos pero aun así, ha sido decisión suya y es respetable. El objetivo de este artículo es explicar que si queremos, podemos recorrer mundo sin tener que gastar una fortuna porque programando el viaje con una antelación de unos cuatro meses, encontramos ofertas increíbles y adaptadas a los bolsillos de cada uno. Incluso, puede salir más barato que viajar con el propio vehículo, viendo como está el precio del combustible, además, quizás, también se tenga que sumar los peajes de las autopistas y el hecho de pagar para aparcar, que dependiendo del lugar supera los 30€ diarios.

Con lo cual, viendo cómo está el panorama y las ofertas que nos plantean algunas agencias de viaje o las mismas empresas de transportes es un condicionante a tener en cuenta antes de decidir el lugar donde queremos ir de vacaciones. Ahora, la cosa no acaba aquí, a estas ofertas también se une la industria del hospedaje, establecimientos que nos permiten dormir en sus camas, por no mucho dinero. La cuestión es ser previsores y reservar con antelación, es  decir, una vez tengamos claro dónde queremos ir, tenemos que dar el paso y asegurar el viaje, tanto del transporte como del hospedaje y de esta manera podremos viajar lowcost. Pero antes de continuar quiero definir esta palabra ya que simplemente, significa bajo precio y no tiene nada que ver con la calidad, ni con el estatus social de la persona y un buen ejemplo lo tenemos en la ciudad de las Vegas.

Es la meca del juego y de los casinos y podemos alojarnos en hoteles de lujo por algunos pocos euros. Lo puedo asegurar porque he estado y me sorprendieron muchísimo tanto los precios de los alojamientos como de la comida. Puedo decir que es una de las ciudades más baratas de Estados Unidos en este sentido, es un destino lowcost, un lugar donde podemos ir a divertirnos sin necesidad de gastar mucho dinero. Con esta afirmación quiero decir que podemos viajar en modo lowcost a cualquier parte del planeta porque es una manera de interpretar las situaciones diarias, es un estilo de vida. Se trata de ser minimalistas y no depender de muchas cosas para disfrutar del bienestar o incluso, de ser felices, ya que esto último se consigue del modo en que utilizamos nuestros bienes materiales.

Esta faceta minimalista se esencial para encontrar y paralelamente, disfrutar de los viajes, ya que, en muchas ocasiones es más caro facturar el equipaje que el propio billete de avión, es inexplicable pero es una realidad. Podemos volar de Barcelona a Roma, por solo 15€, pero si le añadimos el equipaje se nos dispara a 35€ y así con cualquier extra servicio que agreguemos. Pero igualmente, también podemos viajar en tren o en autobús en modo lowcost, buscando con calma podemos encontrar trayectos de más de 500 kilómetros por solo 25€ y además, con el equipaje incluido.

Algunos ejemplos son: San Francisco a Los ángeles; Nueva York a Boston; Barcelona a Valencia; Bruselas a Ámsterdam; Toulouse a Paris; etc. Todo dependerá de las preferencias de cada uno y del tiempo que quiera invertir en el trayecto. Respecto al equipaje, el viajero minimalista solo transporta ropa para pasar dos o tres días y después la lava, la lleva a una lavandería o en el mismo establecimiento donde se aloja muchas veces también se ofrece este servicio y de esta manera puede viajar sin demasiado equipaje. Normalmente no supera los 8 kilos y de esta manera puede transportarlo en cabina.

Esto por parte del transporte pero es que igualmente, por la parte del hospedaje sucede algo similar, hay establecimientos magníficos a un precio inmejorable si se busca con bastante antelación. Con lo cual, viajar low cost no está reñido con abandonar la comodidad y calidad de las instalaciones. La cuestión es que estos establecimientos no estén ubicados muy alejados del centro, para así poder movernos a pie ya que utilizar el transporte público tiene que ser una elección, una comodidad, no una obligación para ir a visitar los puntos de interés de la ciudad o del lugar que se quiere conocer. Cómo he dicho al principio, es un estilo de vida, una manera de ser y de hacer, se trata de ser austero, no por el hecho de tener dinero hay que dilapidarlo o gastarlo indiscriminadamente. ¿Por qué pagar 3.000€ por un viaje al Caribe de 10 días, cuando se pueden gastar solo 1.500€?

La persona que viaja lowcost es como lo ve pero, por otro lado, también está la que solo puede viajar de esta manera y le sería imposible hacerlo de manera convencional. Como estamos viendo, están las dos vertientes: la que lo hace por convicción porque es su manera de ser y la que lo hace por necesidad pero aun así, ambos comparten la misma ilusión de viajar. Las dos dan les preferencia a los viajes, a gastar o mejor dicho, a invertir su tiempo y dinero en adquirir y/o mejorar su cultura general. Luego, otra manera de no gastar tanto dinero en el momento de comer, es haciéndolo en el mismo lugar que los propios residentes. Allá seguro que se come bien y a un precio más reducido que en cualquier otro lugar y simultáneamente, se pueden intercambiar ideas y aprender sobre sus costumbres y hábitos. Con lo cual, el aprendizaje cultural es mucho mayor.

También, otro añadido es que cuando viajamos en lowcost, nos encontramos gente igual que nosotros, con las mismas inquietudes y la misma actitud optimista y que gracias a ella somos proactivos y resilientes. Con el optimismo tenemos la capacidad de decidir sobre nuestro estado anímico y con la resiliencia, nos adaptamos más rápido a él. Tenemos que tener en cuenta que no siempre encontraremos buenos precios a la primera y por desgracia, si no sabemos controlarnos emocionalmente, nos frustraremos y dejaremos de buscar, dando como resultado los precios convencionales y condicionando así los viajes, tanto en su duración como en su frecuencia y sus destinos.

Por: Omar el Bachiri

Psicólogo clínico y escritor