Cuando conocemos nuestro valor, sabemos con quién no estar
Ago 23, 2024Cuando sabemos cuál es nuestro valor, no permitimos que nadie nos desprecie, o, mejor dicho, que por mucho que lo intenten, no consiguen hacernos sentir inferiores. Pueden decirnos cualquier estupidez que nos quedaremos igual, nuestro estado anímico no se verá alterado. A modo de ejemplo, tenemos la botella de agua: según donde la compremos, puede costar céntimos o no bajar de los dos euros, porque no es igual hacerlo en el supermercado, que en el aeropuerto. Por lo tanto, si la botella pudiera decidir dónde estar, seguramente escogería estar en el aeropuerto dado que, allá está mejor valorada. Es decir, la misma marca y cantidad de agua tiene un precio diferente según el lugar en el que esté. No obstante, ella mantiene su mismo valor de coste, somos nosotros que se lo aumentamos, según nuestras necesidades o la oferta y la demanda.
Resumiendo: estoy hablando de la calma mental, de conocer nuestros límites, virtudes y defectos, porque una vez somos conscientes de estos conceptos, no nos afectan los comentarios ajenos. Por lo tanto, sabemos en qué entorno movernos, escogemos los ambientes más adecuados, los que valoran nuestras aptitudes y de manera inevitable, también lo hacemos con las amistades y nuestra pareja sentimental. Pero, volviendo a la botella de agua, ella es consciente de su valor hidratante y que los demás, no lo tengan en cuenta, es problema suyo, porque sin beber agua estamos destinados en la muerte. Con esto quiero decir, que nunca se sentirá despreciada por la cerveza o el vino, porque vitalmente, es más valiosa. Así pues, este mismo ejemplo también sirve para entender cualquier maltrato: el familiar, sentimental, laboral o entre amigos (abuso de confianza).
La cuestión radica en el hecho de que la persona maltratada no se valora suficiente, no se da cuenta de que está en el lugar o con las personas equivocadas. Desgraciadamente, acostumbrarse al malestar es muy fácil y se consigue rápidamente, únicamente tenemos que ser sumisos, dejarnos mandar por los demás sin oponer resistencia y en pocos días, estaremos viviendo un infierno. Por ejemplo, hay quién es muy activo físicamente, pero se siente solo y se junta con gente totalmente opuesta a él o también, hay quién se enamora de alguien con un estilo de vida totalmente diferente y por no discutir, se adapta a su estilo.
El hecho es que en ambas situaciones, la persona abandona su estilo de vida, dando como resultado la tristeza y el malestar, porque ha dejado de lado su fuente de alegría y energía, la actividad física. No es consciente de su valor y se ha guiado por la valoración externa, que es bastante inferior a la real. Si fuera consciente, se habría dado cuenta de que estaba con la gente equivocada, sin la preparación mental para valorarlo. Para que se entienda mejor: no iremos de viaje con alguien que no le gusta viajar, porque, muy bonito que sea el lugar donde queremos ir, él estará en desacuerdo y no querrá salir de casa o del hotel. Incluso, intentará desanimarnos para quedarnos con él y así, hacerle compañía.
Por: Omar el Bachiri
Psicólogo clínico y escritor