Las emociones se van, sin embargo, los sentimientos se quedan

Las emociones se van, sin embargo, los sentimientos se quedan

Ago 9, 2024 0 Por Omar El Bachiri

De las seis emociones universales que hay, es decir, que todos compartimos: la tristeza, el miedo y la rabia son las que peores sentimientos provocan o por lo menos, los más perjudiciales. A modo de ejemplo tenemos: la soledad, el aislamiento, el rencor y la dependencia.

Es curioso porque ninguna emoción dura más de noventa segundos, sólo que una vez nuestro cerebro les asocia un sentimiento, la cosa cambia por completo dado que, los sentimientos pueden durar de por vida, porque no están limitados en el tiempo. – ¿Cuánta gente no ha adquirido un TOC (trastorno obsesivo compulsivo) por haber asociado un sentimiento negativo a la emoción de miedo y ahora, no puede dejar de lavarse las manos constantemente o comprobar continuamente, que la puerta esté cerrada? –

Igualmente con la soledad, hay quién tiene miedo a volverse a enamorar porque ha sufrido mucho con su separación y, por lo tanto, prefiere quedarse solo, a pesar de no estar bien, porque añora estar en pareja. Es decir, en algún momento de su vida experimentaron una emoción negativa y le han asociado un sentimiento en concreto. En estos dos casos en concreto, el primero sería la dependencia a tener que efectuar un ritual para superar el malestar y el segundo, la soledad buscada, pero por miedo a sufrir y no por placer, que es como tendría que ser. Por lo tanto, viendo la fuerza que tienen los sentimientos, ¿por qué cuando la emoción es positiva, los sentimientos que les asociamos no duran tanto de tiempo?

Por ejemplo: con el nacimiento de un hijo o la recuperación de la salud (volver a caminar, a hablar, a oír, a ver, etc.) Es ilógica y sorprendente esta diferencia, igual que también lo es la cara de sorpresa de la gente, cuando nos preguntan cómo estamos y respondemos con una gran sonrisa o diciendo que estamos de fábula. Puede entenderse que si estamos mal, contestemos con adjetivos negativos, pero, entonces, estando bien, tendríamos que hacer igual, contestar con los alegres. La cuestión, es no permitir que una emoción que no supera los noventa segundos en nuestro cerebro, nos condicione el día, la semana o la vida.

No podemos permitir que nuestro cerebro generalice las situaciones negativas y esto, se consigue entendiendo la función de los sentimientos y no es más, que darle un sentido a la emoción surgida, pero tampoco tiene que ser definitiva. Por nuestro bien, tiene que ser temporal, el tiempo necesario para afrontar la emoción de manera productiva: la superaremos o disfrutaremos de ella, pero después, continuamos con nuestra vida. Un ejemplo bastante claro lo tenemos con los jugadores de fútbol profesional: cuando ganan la Champions o la liga, lo celebran durante unos días, pero pasadas unas semanas, se olvidan y vuelven a su estado emocional anterior, porque no hacerlo, seria vivir en el pasado y, por lo tanto, no buscarían mejorar para revalidar el título.

Entonces, – ¿por qué dejar que los sentimientos negativos se apropien del control emocional y condicionen nuestro cerebro a pensar en bucle?, recordando constantemente la emoción negativa y, consecuentemente, lo privan de cambiar las asociaciones por unas más adaptadas a la situación actual, al presente dado que, la vida es ahora y aquí. –

Por: Omar el Bachiri

Psicólogo clínico y escritor