Obligados a convivir

Obligados a convivir

Jul 11, 2024 0 Por Omar El Bachiri

Actualmente y a causa del precio tan elevado del alquiler de la vivienda, bastantes parejas en trámites de separación se ven obligadas a convivir, ninguno de los dos cónyuges puede dejar el hogar y buscar otro. Por un lado, tenemos el que tiene que irse y no encuentra nada asequible y por el otro, está el que se queda en el piso, pero no puede asumir el alquilar él solo. Así pues, no queda más remedio que continuar viviendo juntos, pero cada uno por su lado y como puede entenderse, esto se convierte en un infierno.

El ser humano somos animales de hábitos y cuando nos vemos obligados a cambiarlos, se nos hace difícil, a pesar de que gracias a nuestra resiliencia y capacidad de adaptación, lo acabamos haciendo sin traumatizarnos mentalmente. Ahora, eso sí, siempre y cuando la situación esté limitada en el tiempo, cuando sabemos más o menos su duración, sino, las probabilidades de sufrir algún trastorno se disparan. Tranquilamente podemos sufrir de ansiedad, estrés e incluso caer en depresión y lamentablemente, esto empuja a interpretar la realidad de manera negativa.

Con lo cual, imaginemos una situación que dura más doce meses y en la que no hay amor, ni ningún sentimiento agradable hacia la pareja, sino, todo lo contrario. Solo hay malas caras, rencores y unas ganas enormes de perderla de vista. El malestar se instaura inevitablemente y tiene que convivirse también con él, dando como resultado una relación a tres. Entonces, la mejor solución para no amargarse es aprender a disociar las situaciones porque sino, estaremos todo en el día fuera de casa con tal de evitarlas. Así pues, la idea es cambiar la manera de ver al cónyuge, ahora se ha convertido en nuestro compañero de piso, y para conseguirlo sufriendo lo menos posible, tenemos que inundar nuestro cerebro de experiencias negativas vividas conjuntamente para así, no querer volver con él jamás.

Hacerlo sería un error que nos saldría muy caro emocionalmente porque la buena sintonía que había entre nosotros, ha llegado a su fin. Estamos viviendo juntos por necesidad económica, no por amor y esta confusión provoca que una vez la situación mejora, muchas parejas deciden continuar juntas, potenciando así, una vida vacía, triste y destinada al fracaso porque no hay amor entre ellos, sino más bien, dependencia emocional. Dos sentimientos parecidos porque en ambos existe una carencia personal: la necesidad de cubrir nuestras necesidades básicas y que para ello, hacen falta dinero y amor.

Por: Omar el Bachiri

Psicólogo clínico y escritor