Somos cotillas, nos encanta opinar sobre la vida ajena

Somos cotillas, nos encanta opinar sobre la vida ajena

Ago 8, 2024 0 Por Omar El Bachiri

Los cotillas son hombres y mujeres que adoran opinar sobre la vida de los ajena y además, también están fascinados por los programas de televisión denominados “telebasura”.  Adoran estar informados de la vida ajena, de las cosas que hacen, pero les gusta todavía más, dar su opinión sin que se la pidan, porque vivimos en un estado democrático y, por lo tanto, creen que tienen el derecho a opinar sin más. Con lo cual, viendo la descripción de esta gente, no tendría que sorprenderte que mañana hablen también de ti, pero desgraciadamente, será de manera despectiva dado que, son incapaces de ver tus virtudes y paralelamente, se centran en tus defectos y errores.

No lo pueden evitar, porque este comportamiento les alegra la vida, puesto que está vacía de emociones, sus días son todos iguales, aunque exteriormente parezcan diferentes, las sensaciones transmitidas son similares. Tampoco tienen la capacidad de disfrutar de nada que no sea, criticar y, por lo tanto, siempre están con la antena puesta, no sea que se les escape algún rumor. Es superior a ellos, son incapaces de no juzgar las situaciones y más, cuando hay conocidos de por medio.

En el trabajo, se enteran de todo lo que pasa y si les preguntas sobre la vida de los compañeros, pueden hacerte un resumen muy detallado en un momento, pero eso sí, te darán su versión de la historia, porque si no, no tiene gracia. Es decir, no tienen mente crítica, lo cual, son incapaces de disociar entre sus creencias y la realidad, es ver la situación y pensar que ellos son los protagonistas, o por lo menos, que tienen algo que ver.

Igualmente, hay que añadir que hay dos tipos de criticones: los que lo hacen con voluntad de dañar y los que lo hacen sin querer. Estos segundos, son gente que está aburrida y curiosear es su ocio, su manera de distraerse y los primeros, por el contrario, a pesar de estar también aburridos, son gente mala y hacer el mal, además de distraerlos, también les provoca placer. Así pues, una manera de contestar a sus críticas destructivas seria, por ejemplo: disculpa, ¿nos conocemos?, o ¿tú quién eres para opinar sobre mí?

Por: Omar el Bachiri

Psicólogo clínico y escritor