Consecuencias del bullying en los menores de 14 años

Consecuencias del bullying en los menores de 14 años

Ago 18, 2024 0 Por Omar El Bachiri

Todos somos conscientes de que el acoso es desastroso, nos altera el comportamiento y desgraciadamente, el miedo y la ansiedad acaban por dominarnos. Se vuelven los pilares de nuestra personalidad y esto, lo reflejamos inevitablemente en nuestra interacción social. Podemos pasar de estar alegres a estar tristes, o también, de ser activos a ser totalmente pasivos, es decir, nos invade el malestar y lo expresamos con la parsimonia. Nos movemos lentamente, sin ánimos y nuestros pensamientos están dominados por la negatividad o por lo menos, por la desilusión. Por lo tanto, estamos reflejando un estado depresivo, lo mostramos con nuestras palabras y la conducta no verbal (mirada y postura corporal) y también, paralelamente, empezamos a abandonar las cosas que nos gustan. (la actividad física, leer, ver programas de televisión, salir con los amigos, etc.).

Lentamente, no vamos adentrando en la apatía y únicamente queremos estar solos y es más, en muchas ocasiones, aunque estemos rodeados de más gente, mentalmente, no estamos presentes, tenemos la mirada perdida, divagando entre la gente. Somos incapaces de centrarnos en lo temas de conversación, pero, no obstante, este es el comportamiento de los adultos, porque el de los adolescentes difiere bastante, y el de los menores de 14, todavía más. Con relación a los adultos, estaríamos hablando del moobing (acoso laboral) y la diferencia básica entre los tres grupos es su manera de afrontar el problema, la situación conflictiva. La madurez cerebral es la que determina en parte, cómo interpretamos la realidad e inevitablemente, así nos comportamos. Si interpretamos que estamos en peligro, huimos, sin embargo, si interpretamos que nuestra vida no peligra, nos quedamos.

Así pues, la mayoría de adultos se comportará como lo he descrito anteriormente, por su parte, muchos adolescentes se vuelven rebeldes o abusan de las drogas legales: alcohol, tabaco y los medicamentos psiquiátricos de los padres (antidepresivos y ansiolíticos). Muchos consumen somníferos para dormirse y así, olvidarse temporalmente de los problemas. Pero, la parte más desconocida, es la relacionada con los menores de 14, ellos se vuelven hiperactivos, un comportamiento totalmente diferente a los otros dos y lamentablemente, lleva a la confusión. Ningún adulto, profesores o los mismos padres se percatan y, por lo tanto, no pueden actuar para ayudar al niño.

Ciertamente, la hiperactividad forma parte de los síntomas de la depresión infantil, el menor no sabe qué le está sucediendo y para evitar pensar, prefiere no parar quieto. Igual que el adolescente quiere dormir todo el día o embriagarse por no pensar, él busca cualquier actividad para evadirse. Por lo tanto, si tenemos la suerte de darnos cuenta a tiempo, una manera de modificar este comportamiento es ayudándolo a mejorar su autoestima. Tiene que entender que todos somos diferentes, ni mejores, ni peores, por ejemplo: Cristiano Ronaldo i Messi son muy diferentes, uno es europeo y alto el otro, es americano y bajito, pero igualmente, los dos han triunfado futbolísticamente.

También tenemos Barack Obama i Donald Trump, uno es negro y delgado y el otro es blanco y gordo, pero, aun así, ambos han sido presidentes del mismo país. Con lo cual, ser diferentes no es ningún inconveniente para conseguir nuestros objetivos personales, es más, muchas veces es justamente lo que hace falta para triunfar, destacar entre la multitud.

Por: Omar el Bachiri

Psicólogo clínico y escritor