La impulsividad. Mi autodestrucción

La impulsividad. Mi autodestrucción

Feb 20, 2020 0 Por Omar El Bachiri

 

Ser impulsivo/a, te puede hacer perder negocios, puestos de trabajo, a tu pareja sentimental, a tus amigos y también puede reducir tu ambiente social Te quedarás solo/a. Todos se alejarán ti porque eres una bomba de relojería. No tienes término medio. Dices lo que piensas en ese mismo instante. Es una situación desesperante porque en ese momento solo te vienen pensamientos negativos a la mente. Eres incapaz de razonar nada que tenga lógica o sentido. De un grano de arena, haces una montaña. No tienes en cuenta ningún momento anterior, donde había calma o buen rollo que esa persona a la cual odias en este momento. Bueno, más que odio, es ira. Simplemente te dices – No soporto la situación – y quieres ponerle fin como sea. Una vez hecho esto viene lo peor. El sentimiento de culpabilidad. El resentimiento. Te sientes fatal porque te das cuenta del error cometido.

Te has enfadado con la persona equivocada. Has proyectado en el/ella, tu baja autoestima y tus miedos. Si como lo lees. La baja autoestima es la causante de la impulsividad. Pero sobre todo, tus miedos. Estos actúan por ti. Deciden qué debes hacer y cómo. Si hablar con la persona o simplemente enviar un mensaje de texto. Eres incapaz de frenar estos pensamientos. Para que me entiendas mejor, es como si vas en un coche a 200 por hora y tienes frenos de bicicleta. Será imposible que reduzcas la velocidad y menos aún que frenes. Te vas a estrellar con el que tienes delante. Tu jefe/a, tu pareja o tus amigos. Luego será demasiado tarde para cambiar la situación. Lo curioso de este comportamiento tan repentino es que te relaja y te alivia el estrés. Pero en contrapartida, como dice el título del artículo, – autodestruye tu vida -.

Debo decir que aunque parezca repentino, no lo es. Sucede que llevas tiempo pensando en la situación en concreto o en alguna parecida y esta persona, lugar o suceso hace de detonante. Confirma tus ideas, por muy irreales que puedan parecer.

Acabo de describir cómo se siente una persona impulsiva. Esta es incapaz de parar el ritmo de sus pensamientos. No puede dejar para después esa conducta perjudicial. Siente la necesidad de hacerla ahora. Te pongo el ejemplo de la cleptomanía para que me entiendas. Es la necesidad de robar. De llevarse algo, por el simple hecho de rebajar la adrenalina que siente en ese preciso momento. Sólo piensa en el placer inmediato. No razona en sus consecuencias a largo plazo.

Esta falta de control imposibilita la aceptación de los límites en la conducta y perjudica la forma de afrontar el estrés. Pensando y actuando de esta forma se llega a la frustración. Después aparece la negatividad, se degrada la autoestima, dejas de planificar y actúas según vengan los sucesos. Es decir, te vuelves una persona desorganizada. Te mueves por impulsos.

Ten en cuenta que la impulsividad es un conjunto de emociones, se activan para la supervivencia. No hay espacio para el razonamiento. No hay tiempo para reflexionar. Actuó o me muero. Si voy de noche por la calle, en una gran ciudad y oigo un ruido justo detrás de mí, saldré corriendo. No tengo tiempo de parar a pensar qué es. Una vez me encuentre a salvo ya analizaré la situación y sacaré mis conclusiones. Sin embargo, cuando me encuentro seguro utilizo el razonamiento. Este sigue dos pautas antes de actuar.

1- ¿quiero? y 2 – ¿puedo? Entonces, según la respuesta actúo de una forma o de otra. Sin embargo, la emoción no sigue ese camino. Esta se rige por el quiero. Con lo cual, actúo y luego ya valoraré las consecuencias.

Mientras actúas no piensas en tu malestar, simplemente disfrutas del momento. Te dejas llevar. De aquí la importancia de ser proactivo y no reactivo. Antes de actuar tienes que preguntarte qué te aporta esta conducta y tienes que ser capaz de aceptar sus consecuencias. ¿Te aporta tranquilidad y poco después tienes remordimientos o por el contrario, estás satisfechos del resultado? Si la respuesta es positiva, continua con esta forma de responder ante los sucesos de la vida pero si es negativa, busca otra forma de responder. Adquiere nuevas herramientas mentales y formas de pensar. Acepta que no eres el centro del universo y que no todo va en tu contra. Practica este ejercicio para avanzarte a las situaciones. De esta forma te convertirás en una persona proactiva.

Apunta en una hoja dónde y con quién te pones de los nervios. Qué pensamientos te vienen a la mente. Ahora piensa qué te aporta es estado de angustia (malestar, rabia, odio, tristeza, etc.) Razona si está justificada tu respuesta. Si es exagerada y si lo estás expresando en el lugar correcto, con la intensidad necesaria y sobre todo con la persona adecuada.

Si tienes problemas con tu pareja sentimental no se lo hagas pagar a los demás igual que si los tienes con los demás, tampoco lo pagues con tu pareja y así con todo tu ambiente social. Este repertorio de conductas y formas de pensar vienen porque no divides tu vida. Es decir, no distingues entre la pareja, el trabajo, los amigos y tu propio tiempo personal. El día tiene 24 horas, la semana 7 días y el mes tiene 4 semanas. No puedes dedicar todo este tiempo a la misma persona, trabajo o amigos. Tiene que haber algo para ti sólo/a. Para tu ocio. Para evadirte y fortalecer tu personalidad. Practica deporte. El que quieras, ya sea porque te gusta o porque es el que mejor se adapta a tus horarios pero, practica alguno y verás cómo tu impulsividad se verá reducida. Luego, recuerda preguntarte siempre qué buscas con tu conducta. ¿Desahogarte o enviar un mensaje a esa persona? Si la respuesta es desahogarte, vas muy equivocado/a. Busca otra forma de hacerlo y si la respuesta es enviar un mensaje, también vas equivocado/a. Es mejor no decir nada y pensar en las consecuencias que traerá dicha conducta.

Por Omar el Bachiri

Psicólogo y escritor