Salud, dinero y tiempo

Quien tenga estos tres conceptos a la vez, es afortunado porque es el deseo de cualquiera de entre nosotros. Tener salud para vivir sin restricciones, dinero para poder pagarlas y tiempo para hacerlas. Curiosamente, durante la vida tenemos las tres, pero, raramente juntas dado que, hasta los 38 años más o menos, todos estamos bien de salud, pero no tenemos mucho dinero trabajando las 40 horas semanales, porque la palabra ahorrar no está en nuestro vocabulario. Por su parte y en referente al dinero, a partir de los 40 años, quien más, quien menos, va ahorrando pensando ya en la jubilación, aparta una cantidad de dinero mensualmente o se hipoteca con el banco en una vivienda, porque quiere vivir una jubilación digna y con cierta libertad económica.

Después, una vez llegamos a los 65 años y nos jubilamos, la mayoría tiene ahorros y también todo el tiempo del mundo, pero desgraciadamente, una buena parte llega con alguna enfermedad o discapacidad para moverse libremente. Hay quién ha abusado del alcohol, del tabaco, del azúcar o de la sal, y ahora tiene problemas con la tensión arterial, de diabetes o también, ha sufrido alguna enfermedad inevitable, como es un cáncer o un ictus y, por lo tanto, no puede disfrutar de la jubilación como querría. Con esto quiero decir, que hay que vivir con mente de joven, pero buscando el estilo de vida de los jubilados y esto, se consigue alrededor de los 50 años, cuando tenemos ahorros, salud y tiempo.

Con esta edad, ya se han vivido separaciones sentimentales, desilusiones, complejos físicos, etc. Es decir, la persona está curtida emocionalmente, y ya no se sorprende por el comportamiento ajeno, entiende que podemos cambiar de opinión de un día para el otro y no pasa nada por hacerlo. Así pues, la cuestión radica, en disfrutar más porque estadísticamente, los hombres morimos alrededor de los ochenta años y las mujeres, de los ochenta y cuatro. Con lo cual, a partir de los 50 años es la franja perfecta para hacer todo aquello que queramos, porque estamos más cerca de la muerte que de la vida. ¡Aprovechemos mientras podamos!

Por: Omar el Bachiri

Psicólogo clínico y escritor