Acciones para tener una buena salud mental
Oct 19, 2023La salud mental es tan importante que quien la pierde se adentra en un mundo donde predomina la ansiedad, la depresión y el malestar generalizado. Por lo tanto, por muy buena condición física que tengamos, si perdemos la salud mental no servirá de nada estar en forma, tener dinero, familia, amigos o un gran empleo porque no seremos capaces de gestionar ni las situaciones, ni nuestros bienes materiales. La tristeza, el rencor, el odio, la euforia, el miedo, etc. condicionarán por completo nuestro comportamiento social, nos transformarán en un alguien arrogante, miedoso, prepotente, temeroso, desconfiado, chismoso, etc. Así que, es vital alejarse de ciertos ambientes y personas dado que, si no tenemos las ideas claras sobre su comportamiento, nos acabarán perjudicando mentalmente. Del mismo modo, si no tenemos las herramientas cognitivas necesarias para afrontarlas (maneras de pensar y comportarnos) nos arrastrarán a su mundo de tristeza y malestar. Si interactuamos a menudo con gente negativa o tóxica nos haremos nuestra su visión del mundo y del mismo modo, si en el trabajo nos creemos todos los comentarios sobre los compañeros también haremos nuestra esta creencia y por lo tanto, nos comportaremos como los demás, en vez de hacerlo como nosotros mismos.
Dejaremos de lado nuestro conocimiento y maneras de actuar para mimetizarnos con la suya. Entonces, para evitar este malestar y no perder la salud mental hay varías acciones a realizar pero las dos más importantes son tener claro qué queremos de nuestra vida y saber decir que no cuando algo no nos interesa. Es decir, si sabemos qué queremos y qué buscamos podremos decir que no a ciertas cosas y comportamientos porque son un obstáculo para conseguir nuestros objetivos personales. – Si queremos ser buenos compañeros de trabajo, diremos no a hablar mal de los otros sin su presencia. – Si queremos ser deportistas, diremos que no al alcohol, al tabaco, a las drogas ilegales y a la mala alimentación porque tenemos que comer bien y cuidarnos para poder rendir al máximo durante el ejercicio físico. – Si queremos ser buenos estudiantes o profesionales, diremos no a las distracciones mientras nos preparamos académicamente porque tenemos que prestar atención al aprendizaje. – Si queremos ser ciudadanos respetados, diremos no a los comportamientos incívicos o ilegales. – Si queremos tener ahorros, no prestaremos dinero así como así porque sabemos el esfuerzo que cuesta conseguirlo e igualmente, lo necesitamos para nuestro objetivo final: comprar un piso, un vehículo, irnos de vacaciones, tener un plan de pensiones, etc.
Por lo tanto, la capacidad de decir no, nos ahorra muchos dolores de cabeza, nos mantiene alejados de la ansiedad, la angustia y de la depresión entre otros trastornos mentales más y por su parte, saber qué queremos de nuestra vida nos obliga a tener preferencias y a priorizarlas. Si queremos estudiar una carrera universitaria a distancia nos negaremos a salir de fiesta tan a menudo porque tenemos que invertir el poco tiempo que nos queda después de trabajar para estudiar. Si algún familiar o amigo nos pide dinero prestado, nos lo pensaremos muy bien antes de dejárselo porque todos sabemos que la mejor manera de perder su amistad es prestándoles dinero dado que, raramente nos los devuelven en la fecha pactada.
Siempre encuentran excusas para demorarse en el pago y lamentablemente, nuestra salud mental queda dañada por el sentimiento de impotencia que sentimos. Nos sentimos traicionados pero en el fondo sabíamos que sería así, que seguramente nunca más volveríamos a ver nuestro dinero pero negarnos a ayudarlos suponía enfrentarse al sentimiento de culpa. Por el contrario, si nos hemos mentalizado en ahorrar para algún objetivo en concreto, no nos sentiremos culpables por negarnos a prestar el dinero porque nos supondría un obstáculo en el camino. Dicho brevemente: cuando decidimos qué queremos de nuestra vida, buscamos la manera de conseguirlo e inevitablemente, nuestra personalidad cambia, adquirimos hábitos y costumbres. Es más, cuando adquirimos la costumbre de darnos prioridad, nuestra manera de interpretar la realidad cambia radicalmente. Nos cuestionamos el comportamiento de los otros cuando nos piden un favor que va en detrimento nuestro, cuando nos produce alguna pérdida.
Cuando aprendemos a decir no, sin tener el sentimiento de culpabilidad se nos facilitan mucho las cosas porque si no nos benefician o vemos que nos perjudican de alguna manera, nos negamos rotundamente a hacerlas. En cambio, cuando negarnos provoca la presencia de la culpa es prácticamente imposible hacerlo, la mente entra en un bucle de pensamientos negativos que no desaparecen hasta haber cedido. Todos hemos oído hablar de padres que han perdido su vivienda porque el hijo ha dejado de reembolsar el crédito que ellos avalaron. Un hijo que no era solvente económicamente pero aun así, los padres hipotecaron su propio piso para que la criatura tuviera uno en propiedad. El sentimiento de culpa los ha arruinado porque no tenían claro qué querían de su propia vida.
Por el contrario, como el hijo tiene muy claro sus objetivos no se siente culpable por la situación, la interpreta como injusta, como un error de cálculo o como cosas que suceden en la vida. Es decir, le saca importancia y por lo tanto, su salud mental queda intacta, no como la de sus padres que se quiebra, la ansiedad y la angustia dificultan el descanso físico y como tal, el organismo se deteriora y enferma. Si tuvieran sus preferencias esto nunca habría ocurrido porque avalar al hijo hubiera sido contraproducente para sus propios objetivos y habrían antepuesto su bienestar mental a la ejecución de esta acción negativa. Por lo tanto y recapitulando el artículo, es vital saber negarse y adjuntar la palabra no en nuestras respuestas: no me interesa, no quiero, no lo haré, no te lo mereces, no eres nadie para darme órdenes, no te creo, no me aprecias, etc.
Por: Omar el Bachiri
Psicólogo clínico y escritor