El efecto ganador
Feb 24, 2024Este efecto forma parte de la actitud positiva y es una combinación entre el efecto Pigmalión y las ganas de superación personal. El efecto Pigmalión (la profecía autocumplida), nos dice que actuamos según se espera de nosotros y, por lo tanto, nos esforzamos a conseguirlo porque pensamos que es lo que tenemos que hacer. Entonces, cuando lo aplicamos como una motivación personal para superarnos personalmente, inevitablemente, nos comportamos como lo deseamos porque nos hemos programado mentalmente para hacerlo así. No contemplamos otra manera de comportarnos y centramos toda nuestra atención en los resultados favorables, pero, paralelamente, también infravaloramos las decepciones y los fracasos, no les damos tanta importancia. Es decir, no interpretamos los resultados de manera dual, como buenos o malos, sino, que lo hacemos como una manera de aprendizaje.
Si son favorables, los vemos como una victoria y cuando no lo son, los vemos como una lección. Igualmente, nunca olvidamos los logros, siempre los tenemos presentes y de este modo no permitimos que los resultados negativos condicionen nuestro estado anímico porque, somos conscientes de que no siempre podemos lograr nuestros objetivos personales. Pero, en cambio, el hecho de interpretar los malos resultados como una lección mejora nuestra resiliencia, aumentando así, nuestro umbral a la frustración y es aquí donde nace el efecto ganador. Nos consideramos unos campeones porque tenemos la capacidad de generalizar el sentimiento de euforia a cualquier conducta o situación favorable, por muy insignificante que sea.
Hemos aprendido que aunque no todo dependa de nosotros, cuando metemos de nuestra parte, el camino para lograrlo se allana bastante. Por ejemplo, cuando nos hemos propuesto rebajar la factura de la luz, lo hemos conseguido; igual que con la del gas, de la calefacción, de la compra, del agua, etc. Dicho brevemente: que tenemos un locus de control interno y esto se traduce en una personalidad con determinación, constancia y ganas de disfrutar de cualquier cosa que hacemos.
Por: Omar el Bachiri
Psicólogo clínico y escritor