El síndrome del explorador y el hedonismo

El síndrome del explorador y el hedonismo

Mar 31, 2023 0 Por Omar El Bachiri

Ambos conceptos están relacionados con el bienestar, el primero nos dice que la persona exploradora es alguien curiosa, con ganas de aprender y descubrir nuevas maneras de vivir (crear o modificar sus rutinas diarias). Por su parte, el segundo nos define la capacidad de agradecer nuestros logros, con lo cual, disfrutamos de lo que hacemos y tenemos, somos conscientes de ello y por ende, lo saboreamos al máximo. Dicho de otra manera, jamás olvidamos que nada es eterno, ni la salud, ni la gente que nos rodea, todos tenemos una fecha de caducidad. Con lo cual, no perdemos el tiempo y es más, queremos sacarle el máximo partido porque valoramos el esfuerzo invertido en conseguir los objetivos. No obstante, la cuestión radica en no dejarse llevar por las emociones del momento y acabar siendo justo lo contrario, un transeúnte. Alguien que se mueve por simple inercia, siguiendo las directrices de la sociedad y sobre todo, por las necesidades autoimpuestas. Obligaciones innecesarias pero interpretadas como fundamentales para sobrevivir o por lo menos, para no pasar penurias.

Un malestar infundado, totalmente subjetivo y proveniente de creencias ajenas pero asimiladas e instauradas en nuestro modo de ver la realidad. Son pensamientos que dinamitan el camino a la felicidad debido a que incitan a las deudas sociales y/o económicas, imposibilitando así disfrutar del tiempo libre otorgado por nuestro trabajo. Se ha invertido el sentido de la vida, no se trabaja para vivir, sino que se vive para trabajar, para pagar los compromisos. De igual modo, otro factor distorsionante de la felicidad es  no valorar lo que poseemos o hacemos ya que en vez de estar alegres por lo que somos y/o tenemos, estamos tristes por lo que nos falta y lamentablemente, vivimos constantemente en el anhelo de lo ajeno, valoramos más las posesiones de los demás que las nuestras propias. Por otro lado, los beneficios de la suma de ambos conceptos es que aprendemos a relativizar las situaciones, dando como resultado el aprecio por lo que tenemos y lejos de abandonar las actividades por aburrimiento o desgaste, lo hacemos para mejorar.

Queremos cambiarlas o modificarlas porque hemos alcanzado el nivel deseado y el mismo cuerpo nos pide más. Con esto quiero aclarar que el síndrome del explorador se caracteriza por el aburrimiento de los éxitos, es decir, quien lo sufre, pasado un tiempo de haberlos logrado deja de apreciarlos y aquello con lo que tanto disfrutaba, ahora le agobia o ya no le llena tanto y decide cambiar. Quiere retos constantemente pero recurriendo al hedonismo la sensación de malestar no es tan pronunciada, dado que relativizamos las situaciones como ha escrito anteriormente. Con lo cual, el placer por lo que hacemos nunca desaparece, en todo caso, se transforma en energía para lograr otros objetivos. Explicado en otras palabras, el sujeto explorador no interfiere en su evolución personal porque con cada lectura y/o documental que interiorizamos nuestra percepción de la realidad se modifica. Entonces, la actividad que tanto nos gustaba deja espacio a la siguiente que seguramente será parecida pero este punto de novedad es la guinda del pastel. Sin embargo, el sujeto transeúnte interfiere constantemente en su recorrido, no deja fluir las situaciones y pretende controlarlas por completo, no dejando espacio a la improvisación y todavía menos, a la novedad.

 

Por su parte, el explorador está en constante innovación y aún haciendo actividades parecidas revive las mismas experiencias placenteras. Son actividades o situaciones que le suponen un reto personal, son un esfuerzo cognitivo que le obligan a implicarse por completo y por lo tanto, son una fuente más de placer. En definitiva, viendo su modo de pensar puede inferirse que su modus vivendi es disfrutar con cada acción que realiza. Aunque desde afuera pueda verse como alguien inquieto e incluso hiperactivo, la realidad es que es alguien curioso y optimista. Este positivismo proviene de su interpretación de los hechos ya que aunque no siempre consigue sus objetivos personales, sin lugar a dudas, aprende una lección del proceso. En el fondo es lo que busca, mejorar y potenciar sus aptitudes y para ello el fracaso es tan necesario como el triunfo. Igualmente, debido a su carácter tiene un umbral alto a la frustración, con lo cual, interpreta el fracaso como una oportunidad para mejorar.

En ocasiones sabe que no se ha esforzado lo suficiente y en otras, es consciente del esfuerzo requerido y acepta que no ha dado la talla y por lo tanto, decide mejorar. A continuación y como último párrafo del artículo quiero describir las características de este tipo de sujetos: Su zona de confort es cualquier lugar donde se encuentre a gusto, con lo cual, jamás la abandona. Se amolda a cualquier ambiente, clima y circunstancia social. Debido a su alto umbral a la frustración le gustan los retos y es más, los aprovecha para mejorar sus capacidades intelectuales. Eso sí, siempre valora los pros y los contras, no va a ciegas, demostrando así su personalidad, alguien responsable y proactivo.

Por: Omar el Bachiri

Psicólogo clínico y escritor