En el amor, ¿Somos elitistas o conformistas?

En el amor, ¿Somos elitistas o conformistas?

Ene 19, 2022 0 Por Omar El Bachiri

Referente a nuestra pareja sentimental, ¿Escogemos estar con ella para compartir momentos o para ocuparlos? Déjame decirte que si eres de esas personas que critica sin cesar a su pareja, quizás estés con la persona equivocada, la pareja se elige, no viene impuesta. No puedes o mejor dicho, no tiene sentido estar reprochándole a diario que no se cuida físicamente, no colabora con las tareas del hogar, no se preocupa de la educación de los hijos, que no hacéis nada juntos, que le da preferencia a los amigos antes que a ti, etc.

Ahora claro, según nuestro estado emocional, autoestima y autoconcepto buscaremos un tipo de persona u otro y es aquí precisamente donde puede cometerse el error. ¿Hemos escogido a esa persona por amor o por necesidad?, ¿Queremos compartir nuestras experiencias con ella o por el contrario, estamos buscando llenar un hueco emocional? Me estoy refiriendo a la soledad porque no es lo mismo la buscada que la impuesta o la encontrada.

La soledad buscada es gratificante y productiva porque ha sido escogida como modo de vida, sin embargo, las otras dos no han sido deseadas y cuando no tenemos libre albedrío, las probabilidades de adquirir un trastorno mental se disparan. En relación a la impuesta, por ejemplo, el rechazo social provoca que se formen guetos en las ciudades o en el colegio, potencia la marginación de los adolescentes y en consecuencia se unen a bandas delictivas. De la misma forma sucede en las residencias para ancianos, en muchas ocasiones son ingresados sin su consentimiento y se sienten aislados del resto del planeta. Por eso mismo agradecen tanto la labor de los voluntarios que se acercan para hacerles compañía de vez en cuando.

A su vez, en el ámbito personal es destructivo y de ahí que tanta gente le tema y prefiera estar con quien sea, antes quedarse solas, son conscientes que la persona no les aporta lo que buscan pero aun así, prefieren estar con ella. Luego, la encontrada viene por las circunstancias de la vida, un trabajo que requiere dedicación plena o unos horarios complicados que dificultan la sociabilidad con los demás. Es una soledad no impuesta pero tampoco es elegida, no es placentera, pero aporta beneficios personales, como pueden ser un mayor ingreso económico o más tiempo para uno mismo.

En el caso de la pareja, hay que decir que suele ser básicamente por dos motivos diferentes pero igual de perjudiciales, no saber estar solos o tener baja autoestima. La persona cree que no encontrará a nadie mejor que su pareja actual. No ha sido elitista, se han conocido, tienen algunas cosas en común y deciden emprender una relación sentimental, eso sí, basada en la sumisión y en el miedo a la separación. Justo lo contrario al concepto denominado amor, este se traduce en confianza plena hacia la otra persona y sobre todo a no depender emocionalmente de ella. Si caemos en la dependencia ya no es amor, sino, necesidad, justo lo que sucede con el miedo a la soledad.

La pareja sana, no es la que lo comparte todo y tiene el 90% de cosas en común, sino, la que se respeta mutuamente, cada miembro puede tener sus propios hobbies y aun así, desear pasar tiempo juntos. La persona está decidiendo invertir menos tiempo en ella misma para dedicárselo a la otra, a la relación de ambos. No pierde el tiempo en buscar sus defectos y menos aun en potenciarlos, la acepta tal cual es y además, la apoya en su forma de ser, se supone que cuando conocemos a alguien nos gusta su forma de ser y de tratarnos. ¡Nos sentimos a gusto con ella!

Lamentablemente, cuando la relación se basa en el hecho de no querer estar solos, no hay espacio para la empatía, el miedo es tan grande que lo ocupa todo. Dicho esto, retomo la pregunta anterior, ¿Estás en pareja por amor o por necesidad, eres incapaz de disfrutar de tu soledad o más bien le temes?

Si tu respuesta es el miedo a la soledad, sólo deseo que seas capaz de vivir con ello y que no te cause ningún malestar psicológico y la mejor manera de vivir así es siendo sumiso a cualquier petición que te haga tu pareja. Seguramente temas discutir y dar tu opinión personal, pero si quieres cambiar y abandonar ese tipo de relaciones para empezar una que realmente te aporte lo que buscas, tienes que empezar por trabajar el sentimiento de desamparo creado por la soledad. Es más fácil de lo que parece, se trata de darte valor y de ser un añadido a las situaciones, lugares y personas. Para que me entiendas, los demás tienen que querer estar contigo por lo que aportas, no por lástima o por interés económico.

Así que haz una lista de lo que consideras que son tus defectos y tus virtudes para trabajar en ellos. Estas segundas tienen que ser tu carta de presentación, lo que quieres que tus futuras parejas vean en ti. Simultáneamente, tienes que camuflar los defectos dando a relucir las virtudes, digamos que crees que tienes sobrepeso pero te gusta comer y además, odias el ejercicio, pues una forma de compensarlo es potenciando la inteligencia o cualquier otra virtud que tú creas que te da un valor añadido. Un ejemplo sería cambiar tu forma de vestir o resaltando tu belleza facial, aunque suene descabellado, es justo lo que se hace con los maniquíes en las tiendas de ropa, les cambian la vestimenta y el peinado y quedan totalmente transformados.

Por otro lado, una manera de afrontar la soledad y posteriormente convivir con ella de forma amena es no quererlo hacer todo a la vez. Te lo explico diferentemente, no tienes nada que demostrar y por encima no tienes que justificarte ante nadie. Es decir, si te apetece no hacer nada, cede y no hagas nada, si te apetece ver la televisión, pues la ves y listo. Se trata de convivir contigo mismo, de seguir tus instintos, no tienes pareja como para estar pensando qué harías si ella estuviera contigo.

Igualmente, también puedes pensar qué harías si la tuvieras y haz exactamente las mismas cosas tú solo o sola y te darás cuenta que no es tan importante tener pareja porque muchas veces idealizamos las situaciones vividas. En resumidas cuentas, está muy bien tener una pareja sentimental pero siempre y cuando sea por placer, no por necesidad. Somos seres individuales y como tal tenemos la capacidad de movernos libre e independientemente.

Por: Omar el Bachiri

Psicólogo clínico y escritor