Enfermedades mentales fictícias e imaginarias

Enfermedades mentales fictícias e imaginarias

Dic 16, 2022 0 Por Omar El Bachiri

Expondré dos trastornos diferentes pero con un núcleo en común, la invención de las enfermedades. Uno es la hipocondría (trastorno de ansiedad por enfermedad) y se caracteriza por la magnificación y dramatización de cualquier pequeño síntoma fuera de lo habitual. La persona lo interpreta como una enfermedad, como por ejemplo: frente a un dolor de cabeza interpretará que es un tumor, si tiene una pequeña molestia en el pecho izquierda interpretará que es un problema cardiaco, frente a un resfriado creerá es un principio de neumonía y así con cualquiera síntoma que no sea habitual en su rutina diaria.

Resumido brevemente: la persona cree que es capaz de diagnosticar igual que un médico, a pesar de no tener los estudios pertinentes. Por otra parte, está el síndrome de Munchaunsen por poderes (trastorno ficticio impuesto), pese a basarse también en la invención de enfermedades muchas veces son provocadas por la misma persona. En ocasiones se las autoprovoca ella misma y en otras, las provoca a terceros o cuando menos, se inventa los síntomas para hacer creer a los demás que la enfermedad está presente. En este segundo caso estamos hablando de gente con un grave problema mental y que si no es tratada puede ser un peligro social. La hipocondría, por su parte es todo lo contrario, no supone ningún peligro social dado que sólo exagera las sensaciones corporales y como mucho hará malvivir emocionalmente a sus familiares, amigos y entorno más cercano. Unas veces se autodiagnosticará ella misma y otras, diagnosticará a los demás enfermedades o trastornos inexistentes, dando como resultado muchas visitas médicas y a diferentes especialistas porque nunca está satisfecha con el diagnóstico.

Siguiendo con el caso del Munchausen, la persona quiere llamar la atención para satisfacer su carencia afectica. La necesidad de atención es tan grande que no tiene límites en sus actuaciones, tanto físicas, como cognitivas. Va de médico en médico para ser atendida y ninguno encuentra una explicación razonable a su diagnóstico, aún estando enferma. Es una situación incomprensible pero es que la persona es una experta en los síntomas de las enfermedades y sabe a la perfección como actuar en frente de los otros para simularlos correctamente, de ahí que sea tan difícil de diagnosticar. Desgraciadamente, en bastantes ocasiones el abuso de medicación errónea provoca la propia muerte o la de los demás, dando como resultado un suicidio o asesinato involuntario.

De igual forma, hay que añadir que además de usar medicamentos, también recurre al uso de sustancias tóxicas para enfermar a los demás y la más común es el cianuro porque es incoloro. Es un químico que a dosis pequeñas provoca dolores de cabeza, de estómago, vómitos y dificultades respiratorias, con lo cual, el paciente jamás se recupera del todo y si lo hace, vuelve a recaer al poco tiempo. Siendo dependiente constantemente de la persona trastornada y esta es reconfortada y retroalimentada de manera continúa. Pero es que hay que entender que su carencia afectiva es enorme y cuando de repente la gente empieza a hacerle caso, todos están por ella, se siente como en una nube. El sentimiento de soledad y abandono social desaparece por completo, es como aparece este comportamiento.

Un buen día se da cuenta que estando enferma o cuidando de algún enfermo los demás la tratan con preocupación, entusiasmo, se interesan por ella e incluso le preguntan si ha comido algo durante el día. Por supuesto, se siente espléndida porque es el centro de atención y no quiere que ponerle fín a este momento de gloria. Ahora, a pesar de ser una desgracia la persona no conoce otra forma de valorarse socialmente, es incapaz de hacerlo por ella misma. A continuación, referente a la hipocondría estamos hablando de un comportamiento extremista y negativo hacia las sensaciones corporales, se podría traducir como el miedo extremo a enfermar y acabar muriendo.

Frente a cualquier sensación corporal inesperada y fuera de contexto la persona se alarma y automáticamente cree que está enfermando. A nivel mental deja de lado la parte racional y se centra en la emocional, reflejando un comportamiento condicionado por el estado anímico. Un día puede interpretar que es diabética y otro que tiene cáncer, según las sensaciones corporales del momento. Estamos hablando de un comportamiento irracional y como tal, la terapia a seguir tiene que ser una enfocada en el comportamiento extremo, es decir, blanco o negro.

Por ejemplo: si cree que tiene cáncer y que pronto morirá tiene que ir al notario a hacer el testamento y dejarlo todo atado, seguidamente tiene que reunir a los amigos y familiares para notificarles la noticia. Igualmente, si cree que ha cogido una neumonía y tiene los días contados, tiene que empezar con los preparativos de su entierro. Se trata de ver la parte positiva del trastorno, si está tan convencida de su muerte es muy afortunada porque nadie de entre nosotros sabemos el día de nuestra defunción. Luego, tiene que vivir enfocada en conseguir sus objetivos personales porque está convencida de que morirá en cualquier momento. Cómo estarás viendo se trata de hacer entender al paciente la locura de sus ideas y la mejor manera de hacerlo se transformar el problema subjetivo en objetivo, que lo afronte de manera directa.

Igualmente, otro añadido a las enfermedades imaginarias es que la persona hipocondriaca es conocida por todos los médicos de su alrededor porque cuando uno no le da la razón, de inmediato va a visitar otro. Así mismo se vuelve cibercondríaca, una obsesiva en la búsqueda de información en internet dado que encuentra respuestas a sus miedos y claro, su comportamiento sale reforzado todavía más. Sólo se enfoca en la más negativa e improbable, dando como resulta un aumento del nivel de ansiedad. Pero paradójicamente, no se percata que es una profecía autocumplida, que ella misma guía las respuestas y las ajusta a sus creencias.

Dicho de otro modo, cuánta más información encuentra, más refuerza sus creencias y más aumenta su ansiedad. Es un bucle sin salida porque nuestra mente siempre juega a favor nuestro, nos refuerza tanto los miedos como las alegrías. Entonces, dependiendo de la interpretación deseada, la misma respuesta modifica nuestro estado anímico. Por eso mismo la opinión de un médico jamás es aceptada porque contradice sus creencias, no le dice lo que ella quiere escuchar.

Por: Omar el Bachiri

Psicólogo clínico y escritor