Estar orgullosos de nosotros mismos, es sinónimo de felicidad
Ene 6, 2024La cuestión ya no es ser feliz, sino, estar orgulloso de un mismo y de manera inevitable, seremos felices porque estaremos valorando nuestros logros. Le estaremos dando un valor emocional a nuestro esfuerzo, por lo tanto, saber valorarnos es la clave para vivir con calma y serenidad, sin cambios bruscos de humor. Nadie sabe mejor que nosotros mismos el esfuerzo físico o mental que hemos dedicado a conseguir nuestros objetivos personales. Preparar unas oposiciones, exámenes, conquistar a la pareja sentimental, ahorrar para comprar el vehículo, el piso, irnos de vacaciones, mejorar físicamente, etc. Estar orgulloso de un mismo es tan importante que condiciona por completo nuestra interacción social porque somos el reflejo de nuestro estado anímico.
Con esto quiero decir, que está muy bien escuchar la opinión que los demás puedan tener sobre nosotros pero si no la compartimos, no tiene que afectarnos lo más mínimo. Están valorándonos con sus capacidades mentales y económicas y por ende, viven una realidad diferente a la nuestra. A modo de ejemplo, para que se entienda mejor: no es igual trabajar y estudiar paralelamente, que sólo estudiar y por lo tanto, puede entenderse la diferencia entre preparar unas oposiciones mientras estamos trabajando, que teniendo todo el tiempo del mundo porqué no tenemos la necesidad de trabajar. Entonces, es ilógico valorar nuestros logros según el punto de vista de alguien que no comparte nuestra realidad.
Otro ejemplo sería la compra del piso: no es igual estar financiados por nuestros padres que por el banco, este último nos cobra intereses y por ende, el esfuerzo económico es mucho mayor. Con esto quiero decir que si estamos logrando nuestros propósitos tenemos que celebrarlo y la mejor manera de hacerlo es estando orgullosos de nosotros mismos. De este modo es casi imposible no sentirse feliz feliz dado que, el sentimiento de satisfacción nos mantiene centrados en el presente porque estamos disfrutando del momento.
Por: Omar el Bachiri
Psicólogo clínico y escritor