¿Estar solos o sentirnos solos?

¿Estar solos o sentirnos solos?

Nov 17, 2022 0 Por Omar El Bachiri

Es el significado que le damos al aislamiento social o a su percepción porque podemos estar rodeados de más gente y sentirnos solos, es decir, es la interpretación que hacemos de la situación. Por ejemplo, podemos estar rodeados de más gente en el trabajo, el gimnasio, el bar, la parada de bus, de metro, paseando por la calle y aun así sentirnos solos. Es la diferencia entre la parte objetiva y la subjetiva, la primera está clara, significa que no hay más gente con nosotros y la segunda es su interpretación y desgraciadamente está condicionada por nuestras necesidades y carencias. Igualmente, esta situación de aislamiento social puede ser voluntaria o impuesta pero aun así, según nuestro grado de independencia emocional será interpretada de forma negativa o positiva, dependiendo de las emociones que le asociemos, si de carencia o de abundancia. Si interpretamos la soledad como aburrimiento, angustia, melancolía, tristeza o por el contrario, lo hacemos como disponer de más tiempo libre, de poder de decisión, de libertad o de alegría.

Definitivamente, interpretada de manera positiva es sana mentalmente porque nos permite hacer las cosas que no hemos podido hacer hasta ahora por cualquier circunstancia de la vida. Igualmente, la disfrutamos todavía más porque somos conscientes que la soledad  puede acabarse en cualquier momento, es temporal y entonces, tendremos que compartir el tiempo con más gente. De la misma forma somos conscientes que la situación actual es una consecuencia directa de nuestras decisiones, con lo cual, si nos llega en algún momento este sentimiento lo entenderemos y lo aceptaremos como forma del proceso de cambio situacional. Es el precio a pagar por los cambios de hábitos y costumbres, tenemos que aprender a convivir con él hasta que nos adaptemos al nuevo estilo de vida. Pero simultáneamente, iremos analizando el conjunto de ideas y sensaciones que nos van surgiendo, cómo nos afectan y condicionan la vida porque quizás cambiemos de idea y abandonemos el objetivo deseado debido a que el sentimiento de soledad no compensa tanto como la recompensa obtenida.

Un ejemplo sería el estudiante que compagina el trabajo con los estudios, muchas veces tiene que dejar de lado su vida social para poder dedicarse plenamente a los estudios. Su vida se ha dividido en dos tiempos, el de trabajar y el de estudiar, dejando cero minutos al ocio o al placer. De igual forma, otra situación es cuando nos separamos de la pareja sentimental, hemos visto que ya no nos aporta las experiencias deseadas y decidimos romper la relación y del mismo modo funciona con los amigos. Vemos que ya no compartimos las mismas ideas o maneras de ver la vida y nos alejamos de ellos. Así que la clave está tanto en la decisión de estar solos como en la percepción de la duración del tiempo. Ahora, por otro lado también puede ser interpretada como un desgaste emocional, como una desgracia porque no sabemos convivir con ella.

Somos incapaces de estar con nosotros mismos y de disfrutar de nuestras propias decisiones porque estamos acostumbrados a la aprobación externa y por lo tanto, tenemos que estar con más gente para poder disfrutar de ellas. A pesar de haber sido una decisión personal estamos viviendo en la melancolía y en el malestar porque somos dependientes de los demás y consecuentemente, lo vemos más como una etapa interminable y decidimos dar un paso atrás, nos vemos incapaces de continuar. Esto significa intentar volver con la ex-pareja, al anterior trabajo, con los amigos que ya no nos aportan nada o dejar los estudios a medias y es que la dependencia emocional es desastrosa porque va asociada al consumo de sustancias nocivas y a rodearse de gente tóxica. Imagínate que tu pareja sentimental te maltrata psicológicamente pero que no te ves capaz de vivir sol/a, que no soportas la idea de llegar a casa después de trabajar y no ver a alguien con quien hablar y cenar.

Lamentablemente, no te separarás y aguantarás los desprecios y una forma de hacerlo muy probable será con el abuso del alcohol, del tabaco, de los medicamentos psicotrópicos o del cannabis, todo dependerá del acceso que tengas a estas sustancias. Seguramente te irás al bar a beber y estar rodeado de gente que no te aporta nada pero por lo menos, tendrás la mente tranquila. Dicho de otra manera, querrás soluciones rápidas en vez de invertir tiempo en la independencia emocional, en la capacidad de decidir estar con alguien por placer y no por apego emocional. La cuestión es aprender a estar bien con nosotros mismos para así escoger con quién compartir nuestro tiempo. Escogeremos nuestros vínculos sociales por su calidad, no por su cantidad, preferiremos tener menos pero que sean productivos. Unos nos aportarán calma, paz, serenidad y otros nos aportarán, diversión, distracción y sabiduría.

Con este repertorio tan amplio y diverso tendremos una buena salud mental y seremos capaces de disfrutar de la soledad impuesta y raramente tendremos el sentimiento de soledad. Ahora, cuando no la entendemos es cuando se vuelve insoportable y se buscan las soluciones rápidas para evitar esta sensación de angustia, ansiedad o melancolía y desgraciadamente, la gran mayoría de veces estas soluciones son la entrada al infierno.

Son soluciones basadas en el no esfuerzo, en buscar olvidar el problema y además del consumo de sustancias nocivas, también guían la conducta hacia las relaciones sociales tóxicas. La persona aún sabiendo que son perjudiciales prefiere estar con ellas que sola, no soporta estar con ella misma. No obstante, una vez sabemos estar solos y disfrutar de nuestro tiempo, nunca más permitimos que entre cualquier persona en nuestra vida, nos volvemos más selectivos. Con lo cual, sólo empezaremos una relación sentimental si nos aporta el mismo o supera nuestro propio bienestar, queremos sumar, no restar. No le encontramos sentido a estar con alguien para discutir o estar a disgusto, preferimos alejarnos de ellos y es que la soledad apreciada es adictiva porque nos aporta placer. Indudablemente, es la afirmación a la tan conocida frase: ¡mejor estar solos que mal acompañados!

Por: Omar el Bachiri

Psicólogo clínico y escritor