Gestión del tiempo y felicidad

Gestión del tiempo y felicidad

Oct 7, 2021 0 Por Omar El Bachiri

Todos disponemos de 24 horas al día, sin embargo, la forma de gestionarlas es la que nos diferencia. Ciertamente somos el cúmulo de horas invertidas en nosotros mismos. Hay quien dedica más a dormir, ver televisión, entrar en las redes sociales, leer, estudiar, salir de fiesta, trabajar, bailar, viajar, etc. A su vez, siempre y cuando sean conductas coherentes con nuestros pensamientos, pueden considerarse productivas. Nos aportan bienestar y nos mantienen motivados para conseguir nuestros objetivos personales. Dicho de otro modo, serán conductas beneficiosas y placenteras siempre y cuando sean de forma voluntaria y no por obligación, es decir, por compromiso, ya sea con la empresa, familia o cualquier otra persona. Igualmente, su gestión puede definirse de dos modos diferentes, en productivo e improductivo.

El primero es una fuente de placer, orgullo y sabiduría. Por su parte, el segundo lo es de insatisfacción personal, estrés y además, no aporta nada a posteriori. Son horas de relleno, están para ser ocupadas de la forma más amena posible y es aquí donde quiero llegar, ¿al por qué desperdiciar ese tiempo, por qué permitir que sea una fuente de malestar o por qué no cambiarle el sentido de interpretación y convertirlo en productivo? Por ejemplo, si el trayecto al trabajo es de una hora en transporte público, podemos aprovecharlo para leer o estudiar, si los padres tenéis que estar esperando por vuestros hijos mientras realizan sus actividades extraescolares, más de lo mismo, aprovechad ese momento para hacer algo útil a vuestro favor.

Ahora bien, la gestión improductiva es el denominado tiempo muerto (dejar pasar las horas) o los actos que no dependen de uno mismo. Sin embargo, para sacarle provecho al productivo hay que saber distinguir entre las prioridades y las meramente funcionales. Las primeras son las que aportan el bienestar y las segundas, la felicidad. No obstante, la felicidad está condicionada por las obligaciones personales como el trabajo, la alimentación, la salud y el cuidado del hogar. Conceptos básicos para disfrutar del bienestar que como estarás viendo van relacionados, es decir, que la ejecución de las segundas influye sobre las primeras. La felicidad nos motiva a tener un mejor bienestar, a vivir más cómodamente y esto se consigue identificando los ladrones de tiempo y posteriormente minimizándoles el tiempo dedicado.

No estoy hablando de eliminarlos, sino, de darles su puesto en las prioridades, si no aportan, tienen que desplazarse a un segundo plano. En definitiva, si al final de la semana vemos que estar con ciertas personas o haciendo una actividad en concreto no nos aporta nada, significa que son ladrones de tiempo. Son situaciones que restan en vez de sumar. Paralelamente, es interesante diferenciar entre lo que es urgente y lo que es importante. Así por ejemplo una tarea puede ser importante pero no urgente o al contrario, ser urgente pero no importante. El concepto de urgente está relacionado con el tiempo, cuanto más tenemos para hacer algo, menos urgente es y viceversa.

Por su parte, lo importante está relacionado con las consecuencias de no hacerlo y/o con la recompensa de hacerlo. Son conceptos que van de la mano, su buena interpretación se traduce en una gestión productiva del tiempo y en consecuencia producen menos estrés y más felicidad. Traducido sería: “tengo el tiempo necesario para hacer lo que deseo” Digamos la declaración de la renta, es importante pero si se hace con previsión no es urgente, sin embargo, si se deja para el último momento, se convierte en urgente y puede llegar a provocar estrés. Este concepto es fruto de la falta de tiempo, es la incapacidad de realizar un acto en el tiempo estipulado, se requiere de más y no disponemos de él.

Luego, el estrés prolongado en el tiempo es un factor distorsionante de la felicidad, dificulta su apreciación. Por otro lado, tenemos la ansiedad, un concepto relacionado con el futuro. Son sucesos que sólo existen en la mente pero que vienen influenciados por experiencias pasadas sobre su gestión improductiva. En este contexto, se podría definir como anticiparse a los hechos recordando formas de actuar pasadas improductivas o quizás también perjudiciales. En resumidas cuentas, este estado mental surge por no saber distinguir lo importante de lo urgente. Retomando el tiempo productivo, el objetivo es conseguir que el tiempo funcional se vuelva igualmente productivo para nosotros.

La idea es convertir el trabajo, las tareas del hogar y cualquier otra responsabilidad en conductas beneficiosas, cambiar su interpretación. Objetivamente se mantendrán igual pero cognitivamente serán diferentes, las convertiremos en un valor añadido a nuestro estilo de vida, las transformaremos en diversión y/o en aprendizaje. Por ejemplo el trabajo, habría que interpretarlo como un lugar donde vamos a mejorar o a adquirir los conocimientos necesarios para ejecutarlo de forma más amena y de esta forma alejarnos del posible estrés causado. Luego, las tareas del hogar, de igual modo hay que enfocarlas como algo positivo y necesario para mantener el bienestar, un lugar límpio y ordenado se traduce en una mente calmada, dando lugar a conductas más productivas.

Aquí está la clave, en la capacidad de organizar la semana y la jornada diaria. Por lo tanto, algo interesante a hacer es realizar pausas de corta duración para saborear un café/té, fumar tu cigarrillo o simplemente apreciar el momento. Por consiguiente, la falta de organización es un reflejo de la procastinación, el hábito de dejar para otro momento las cosas importantes. Así mismo, uno de los motivos es la indecisión a la hora de actuar y otro posible es la costumbre de trabajar bajo presión, hay gente que no sabe hacerlo de otra forma. Si no se sienten presionados son incapaces de trabajar adecuadamentete. Tienen la necesidad de dejarlo todo para el último momento y efectivamente, hay a quien le funciona pero son una minoría. Para el resto de sociedad, estariamos hablando de la personalidad perezosa. Gente que quiere resultados favorables pero sin tener que dedicar el esfuerzo necesario.

Por: Omar el Bachiri

Psicólogo clínico y escritor