La custodia compartida de los hijos como igualdad de género

Ciertamente todos conocemos gente que se ha divorciado y en la gran mayoría de las veces cuando no han llegado a un acuerdo mútuo refente al cuidado de los hijos, la justícia ha otorgado la custodia a la mujer. Así pues, si queremos hablar de igualdad de género tenemos que empezar por la base, por el bienestar emocional. Somos una sociedad que lleva bastantes años buscando la igualdad entre hombres y mujeres en todos los ámbitos sociales. Entonces, respetando las diferencias biológicas, los dos podemos hacer las mismas cosas y por lo tanto, no hay ningún motivo objetivo que lo impida. Ambos podemos ser psicólogos, médicos, políticos, militares, astronautas, albañiles, mecánicos, carpinteros, camioneros, etc. No hay ninguna diferencia porque si nos basamos en los resultados laborales, son los mismos, un trabajo bien hecho.

Consecuentemente, es la parte cognitiva de ciertas personas la que no permite avanzar en la igualdad de género y la otorgación de manera casi sistemática de la custodia de los hijos a la mujer es un ejemplo muy claro. Para ser justos e igulitarios tendría que dictaminarse por defecto la custodia compartida. Ambos progenitores tienen las mismas herramientas cognitivas y capacidades sociales como para cuidar y educar a los hijos. No hacerlo así es incongruente con la noción de igualdad de género y complica todavía más conseguirlo pronto. Todo comportamiento incongruente objetivamente es una fuente de malestar y todavía más cuando hablamos de la mente. Cuando esta busca su parte coherente y lógica y no la encuentra enferma porque entra en estado de ansiedad. No es justo ni para el conjunto de la sociedad, ni para los hombres en particular tener que aceptar unas reglas del juego sesgadas y dictaminades sin base objetiva. Se deja de lado la parte biológica, la que realmente marca las diferencias entre los dos géneros y que afortunadamente, a nivel mental no las hay.

Hay que tener en cuenta de que estamos hablando de emociones y sentimientos y que mal interpretados pueden dañar bastante mentalmente a la persona que los sufre. El sentimiento de amor es una fuente motivacional inagotable y por ende, quien tiene la suerte de tenerlo vive con ilusión pero en contra partida, quien se ve privado de él lo pasa mal anímicamente. Percibe que le están privando de disfrutar de una parte de él mismo, de sus hijos y es cuando la mente por mucho que busque la coherencia conductual no la encuentra porque no existe.

Por: Omar el Bachiri

Psicólogo clínico y escritor