La droga Krokodil

La droga Krokodil

Abr 11, 2022 0 Por Omar El Bachiri

Esta droga es un buen ejemplo para entender como está de enfermo el cerebro adicto, de hasta dónde puede llegar la persona con adicciones a los químicos. De su comportamiento tan irracional y autodestructivo, sólo centrado en buscar el placer inmediato, sin tener en cuenta las consecuencias a largo plazo. Perder el trabajo, la casa, la familia, las amistades y acabar muerto en medio de la calle. En definitiva, esta sustancia es utilizada como sustituta de la heroína y es originaría de Rusia, aunque actualmente está presente en otros muchos países. Cuando este país intentó eliminar el consumo de heroína, su presencia se vio reducida drásticamente y consecuentemente su valor se disparó y ya no era apta para todos los bolsillos. Entonces, el mercado se adaptó y creó una similar pero a un precio más reducido ya que su fabricación es casera, no necesita de ningún laboratorio. Se fabrica o hablando como los narcotraficantes, se cocina mezclando codeína (un opiáceo) con yodo, fósforo rojo, gasolina, disolvente y otros químicos más.

El resultado es un líquido que se introduce en las venas con la ayuda de una jeringa pero como no es muy disolvente en la sangre obtura las venas y va dañando los órganos internos llegando a dejar la piel de un color verdoso. Indudablemente, se acaba pudriendo dando como resultado agujeros en el cuerpo y de aquí su nombre de cocodrilo porque se parece a su piel. Luego, además de la cangrenación de la piel, también lo hacen los órganos internos (necrosis), se destruyen y en consecuencia el consumidor no llega a los dos años de vida una vez ha empezado con ella. Aunque por el camino los síntomas ya van mostrando su deterioro físico y mental, aparecen manchas negras en la piel, tiene una conducta motora descoordinada y un vocabulario desorganizado, como si no supiera hablar. Es consciente de sus pensamientos y de las palabras que quiere decir pero no le salen, puesto que las áreas cerebrales de broca y Wernicke están dañadas.

Entre sus funciones están la producción y la comprensión verbal del lenguaje. Igualmente, también se le llama droga caníbal o zombie y es debido a que causa alucinaciones parecidas a las de la metanfetamina (crak, meth, speed, cristal, etc.) El adicto ve insectos bajo su piel y la rasga con las uñas, mordiéndose o usando cualquier objeto para sacarlos y el resultado es una conducta y aspecto físico parecido al canibalismo y a los zombis. Parece increíble o una locura que alguien la consuma pero, hay que entender que el adicto necesita cada vez más cantidad para alcanzar el mismo estado mental (sea euforia o relajación) y en consecuencia tiene que gastar más dinero y por eso mismo, si encuentra una sustancia parecida pero a un precio más reducido, la compra. El organismo se adapta al producto y la misma dosis deja de ser satisfactoria y tiene que incrementarse paulatinamente. Igualmente, además de ser más barata, también es 10 veces más potente pero en contrapartida los efectos son más cortos, cerca de los 100 minutos en frente de las 5-7 horas de la heroína y esto se traduce en la consumición de más dosis diarias.

Conclusión: – la persona se pasa el día cocinando la sustancia para no sufrir la abstinencia causada por la carencia de droga en el cuerpo o merodeando por los lugares donde la puede conseguir – Esta sería una explicación de la alta concentración de adictos en un lugar en concreto de la ciudad, los llamados barrios marginados o puntos calientes de compra.

El cerebro adicto se mueve impulsivamente, dejando de lado la parte racional porque aun siendo consciente de los peligros de la sustancia, no puede evitar su consumo porque está centrado en el placer inmediato y también porque el síndrome de abstinencia es insoportable y dura bastantes días, (dolor de cabeza, de estómago, sudores, temblores, dolor generalizado etc.) Entendido esto, definiré qué se esta droga: “es desomorfina barata y de fabricación casera”. Indudablemente, se puede deducir qué el resultado no es ni parecido porque la desomorfina original es un medicamento opiáceo análogo a la morfina (potente analgésico, inhibidor del dolor y en pequeñas dosis genera sedación, somnolencia, euforia y relajación).

Entonces, esta droga barata es utilizada como sustituta de la heroína porque una vez ingresa en el organismo se transforma también en morfina, gracias a la codeína. Para quien no lo sepa, es el principio activo de la mayoría de jarabes para la tos, es un opiáceo igual que la heroína pero no tan adictivo y como tal, una vez en el organismo también se transforma en morfina pero a pesar de no ser tan adictiva, hay gente dependiente de ella, se beben un bote diario de jarabe. A su vez, también se puede comprar en tabletas, haciendo todavía más fácil su mezcla con los otros químicos.

Pero haciendo un poco de historia, la heroína se creó como un medicamento contra la tos pero se dieron cuenta que la mayoría de pacientes una vez acabado el tratamiento, la continuaban consumiendo puesto que era muy adictiva. Entonces, se ilegalizó y se sustituyó por la codeína. Así mismo, hay que decir que los medicamentos opiáceos son una maravilla pero desgraciadamente, usados indebidamente causan desastres sociales y esta droga está diciéndonos que para luchar contra el narcotráfico, además de invertir en su prohibición, también hay que hacerlo en su prevención, ya que la adicción es una parte genética y otra ambiental, es su interacción la que crea la conducta adictiva.

Hay gente que sólo tomando una dosis de alguna droga ilegal queda enganchada y en cambio, hay quien no. La explicación a este fenómeno está en la vulnerabilidad genética, todos la tenemos pero desgraciadamente nadie la conoce con anterioridad, es como jugar a la ruleta rusa, nadie sabe cuándo saldrá la bala. Ahora para ir acabando, decir que como prevención muchos países han dejado de vender los jarabes y las tabletas de codeína sin receta médica visto el mal uso que se hace del producto. Han creado un departamento que controla las recetas médicas y de esta manera saben qué cantidad de medicamentos compra cada paciente y en qué establecimientos lo hace.

Por: Omar el Bachiri

Psicólogo clínico y escritor