La droga Popper

La droga Popper

Sep 1, 2022 0 Por Omar El Bachiri

Es una droga inhalada, igual que el pegamento, el combustible y los disolventes, sólo que todas tienen efectos mentales diferentes. La persona que se decanta por la inhalación de pegamento está buscando dormirse, olvidar sus penas y al mismo tiempo calmar el hambre. Por otro lado, la que elige las otras dos quiere estar eufórica y relajada pero sin llegar a dormirse. Paralelamente, hay que aclarar que estos consumidores son gente de recursos económicos muy limitados o inexistentes y consumen para de evadirse de su realidad puesto que son sustancias baratas, de libre acceso y totalmente legales.

Sin embargo, el Popper no es legal en todos los lugares, hay países donde está prohibido su consumo y es debido a su alta toxicidad porque está compuesto básicamente por químicos parecidos al disolvente, como son los nitritos de amilo, butilo, isobutilo, entre otros más. Igualmente, su consumidor ya es diferente, suele ser de clase social acomodada y el motivo de consumo también difiere, busca más la diversión, la utiliza como una sustancia recreativa, quiere la euforia, desinhibirse, estimularse y sobre todo aumentar el deseo sexual y la vasodilatación de la musculatura lisa para así dilatar tanto la vagina como el ano. Con lo cual se facilita la penetración cuando se tiene alguna disfunción sexual o simplemente, cuando se quiere incrementar el placer en las relaciones sexuales.

Este consumidor no tiene en cuenta los efectos a largo plazo, no le preocupa el enrojecimiento de su cara, cuello o tener náuseas, dolores de cabeza, taquicardias, etc. Sólo piensa en el placer momentáneo, el ahora y aquí, está dispuesto a degradar su organismo e incluso perder la vida por apenas unos minutos de bienestar, placer o sexo salvaje. Eso sí, una vez transcurridos los efectos placenteros aparece una sensación de agotamiento extremo y como cualquier otra sustancia recreativa produce tolerancia, con lo cual hay que ir aumentando la dosis, facilitando así la sobredosis y la intoxicación aguda.

Por: Omar el Bachiri

Psicólogo clínico y escritor