La importancia de ser optimista

El optimismo es fundamental para mantener la motivación, si no hay ilusión, no hay motivación. Esto es así para cualquier aspecto de nuestra vida, nos empuja hacia la acción. Si queremos cambiar de trabajo, progresar en el actual, encontrar pareja sentimental, empezar cualquier reto, etc. Ser optimista se el concepto clave y para conseguirlo primero hay saber qué locus de control tenemos, si el interno o el externo. El primero es cuando entendemos que nuestro esfuerzo es la variable más importante para conseguir los objetivos y el segundo, es cuando pensamos que nuestra aportación es mínima o casi nula.

Es decir, qué todo depende de la suerte o de los demás, de las influencias sociales qué podamos tener o de que el universo no conspire contra nosotros. Esto último se denomina pensamiento mágico, es cuando pensamos que las cosas se consiguen de la nada, que algún ser superior nos las ha facilitado porque somos buenas personas. Es la creencia de que deseando mucho las cosas y pensando mucho en ellas, acaban sucediendo. Aunque parezca irrisorio, hay mucha gente que así lo ve, dejan su destino en las manos de los demás o del azar.

Ahora, teniendo el interno es cuando el optimismo se mantiene en el tiempo y se junta con la ilusión de conseguir los propósitos marcados, entendemos que una buena parte está entre nuestras manos. Igualmente, aunque no lo consigamos la frustración surgida será mínima y además, de corta duración porque valoramos el aprendizaje y la experiencia vivida mientras lo intentábamos. Nuestro nivel cultural se ha incrementado y sin duda nuestra autoestima ha mejorado.

Lo explico de forma diferente para que quede todavía más claro, con el externo es muy fácil frustrarse y perder autoestima ya qué invita al abandono de cualquier objetivo personal. Si pensamos que nuestra aportación es nula, nos volvemos sumisos, dejamos de ser objetivos y entramos en la dependencia emocional hacia los otros. Creeremos que sin ellos somos un cero a la izquierda y que somos incompetentes. Entonces, para no caer en este estado mental, nunca olvides el esfuerzo que has invertido en conseguir tu estilo de vida, no todo el mundo lo consigue. Tú por el contrario lo has hecho, ¡Enhorabuena por tu actitud!

Esto por por una parte y por la otra está la capacidad de aprovechar los estados melancólicos o nerviosos. Me estoy refiriendo a cuando estamos seguros que pasará una desgracia o nos anunciarán una mala noticia y finalmente no sucede. Todo se quedada en un susto, nuestra mente nos ha jugado una mala pasada, se adelantaba a los hechos y nos bombardeaba con información catastrofista. Pues bien, dábamos por hecho que dejaríamos de hacer ciertas cosas o que no podríamos ir a ciertos lugares o incluso que tendríamos que gastar cierta cantidad de dinero extra para hacer frente a la desgracia prevista.

En definitiva, que estábamos en un estado mental no favorecedor. Entonces, con la actitud positiva aprovecharemos la energía proporcionada por la satisfacción de no tener que vivir la situación problemática para hacer justo lo que habíamos pensado durante el estado no favorecedor. Por ejemplo, podíamos haber pensado: – Con el dinero que me voy a gastar, me podría haber ido de viaje –  Comprar ese capricho que llevo tiempo deseando – Ir a cenar  a ese restaurante que llevo tiempo postergando – y así sucesivamente. Tenemos la capacidad de reconducir los pensamientos hacia buen puerto y transformarlos en actos.

Por: Omar el Bachiri

Psicólogo clínico y escritor