¿Soy buena persona?

La respuesta es sencilla, si pagas tus impuestos y no actúas fuera de la ley, eres una persona estupenda, ¡Un ejemplo a seguir!

Esta sería la interpretación objetiva, la que usa la justicia para decidir si imponerte una sanción económica y/o privarte de libertad. Ahora, si usamos la parte subjetiva ya es más difícil porque dependerá de tu lugar de residencia y sobre todo de tu entorno social más próximo (familiares y amigos). Igualmente, es la opinión de la justicia y la de tus superiores jerárquicamente (trabajo) la que tendría que preocuparte o alterar tu estado anímico, porque es la que puede condicionar tu ritmo de vida. La otra opinión, al ser subjetiva puede cambiar en cualquier momento, depende de los intereses de tu entorno. Muchas veces simplemente haciendo favores y no diciendo nunca que no, la gente ya te ve como una buena persona, aunque hayas robado o agredido a alguien.

Con esto quiero qué entiendas que no tienes que hacerte mala sangre por la opinión ajena. No tiene sentido entrar en un estado de ansiedad o depresión por la interpretación que haga la sociedad de tus conductas o palabras. Tú sólo eres responsable de lo que dices y haces, no de lo que nosotros interpretamos. No sabes si tenemos problemas de oído, vista o no entendemos tu idioma correctamente.

Como modo de reflexión, ten en cuenta que la justicia para emitir su veredicto es totalmente objetiva con tus palabras y hechos, no deja lugar a la subjetividad. Como podrás comprobar, dependiendo de los parámetros escogidos para juzgarte, te considerarás mejor o peor persona y consecuentemente, serás más susceptible a caer en depresión, ansiedad o en cualquier malestar psicológico.

Entonces, la próxima vez que alguien te diga que no eres una buena persona, pregúntale qué parámetros ha escogido para llegar a esta conclusión. No todos usamos los mismos y los tuyos no tienen por qué coincidir con los míos.                         

Por: Omar el Bachiri

Psicólogo clínico y escritor