No soy tu cubo de basura

Abr 19, 2024 0 Por Omar El Bachiri

Con esta afirmación estamos dejando claro a la otra parte (persona o grupo) que no estamos dispuestos a aguantar sus penas. Que nuestra amistad no está basada en escuchar sus desgracias constantemente, sino, más bien, en pasarlo bien, en compartir momentos agradables. Por lo tanto, si no nos aporta momentos de alegría, de bienestar o cualquier emoción positiva, mejor que no se acerque a nosotros. Pero lamentablemente, ser tan directo, hablar de manera tan contundente, muchas veces es contraproducente y acaba estallándonos en la cara.

Entonces, es mejor alejarse de este tipo de personas porque, en parte, si no encontramos las palabras adecuadas, pueden interpretar que somos unos interesados y que solo deseamos su amistad para disfrutar dado que, son incapaces de darse cuenta de que su comportamiento es contagioso y que, si nos quedamos demasiado tiempo con ellas, nos transmitirán su manera de interpretar la vida. Haremos nuestra su visión de la realidad y sin darnos cuenta, entraremos en su mundo melancólico. Por eso mismo, cuando alguien se acerque constantemente a contarnos sus desgracias y que, por cualquier circunstancia no podemos alejarnos de él, le tenemos que hacer entender que sus historias nos son indiferentes. – Pero ¿cómo hacerlo? – pues, cambiándole el tema de conversación, cada vez que mencione alguna situación desagradable, tenemos que hablar sobre cualquier otra cosa, desviar la conversación, reconducirla hacia algún tema más productivo.

No somos su cubo de basura como para estar acumulando sus desgracias, bastante tenemos con nuestros problemas o inquietudes, como para estar escuchando diariamente historias ajenas negativas. No se trata de ser frío con los otros, sino, de no permitir que nos afecten sus problemas, todos tenemos y no por eso, vamos llorando por las esquinas. Sabemos disociarlos y disfrutar de los buenos momentos, pero también, hay quien disfruta viviendo en las penas, en la tristeza, buscando ser atendido emocionalmente de manera constante por los demás. Busca sentirse escuchado o amado, porque, su vida está vacía, se mueve por inercia, no tiene ningún objetivo para conseguir.

Por: Omar el Bachiri

Psicólogo clínico y escritor