¡Paso de ti!

¡Paso de ti!

Jun 8, 2022 0 Por Omar El Bachiri

Cuando nos dicen esta frase directamente a la cara, nos queda claro que no somos la preferencia de la otra parte. Pero cuando no es el caso, cuando nos dicen que quieren estar con nosotros pero su conducta es totalmente incoherente con sus palabras, qué hacemos, ¿insistir para ver si hay algún error o irnos?

Indudablemente que la opción acertada es irse porque esta persona no nos está valorando como nos merecemos. Aunque, también puede ser que no estemos en sus planes de vida actual, entonces, somos nosotros a no acercarnos y mantener la distancia. Así mismo, lo explicaré de otra manera para dejarlo más claro, la incoherencia conductual es la clave para entender el comportamiento del ser humano porque lo hacemos de dos maneras diferentes, racional o impulsivamente. Cuando lo hacemos de la primera manera, los pensamientos y las conductas van en la misma línea, es un comportamiento predecible y objetivo para todo el mundo. Somos el reflejo de lo que predicamos con nuestras creencias y valores sociales, nos mostramos tal cual somos, transparentes.

Ahora bien, cuando lo hacemos de la segunda manera, es un comportamiento desorganizado, sin estructura porque no hay ninguna relación entre las palabras y las conductas, se le está dando el poder a la imaginación. Este tipo de comportamiento esconde una forma de protección, la persona se siente en la obligación de compartir su tiempo con los demás porque es demasiado emocional y se deja llevar por las sensaciones del momento. No se para a pensar que la conducta viene de las palabras (hago lo que digo), cuando no es el caso, surge la mentira. Luego, esta protección la utiliza para afrontar la realidad, la distorsiona a su favor, pero en contrapartida tiene que mentir cada vez más para tener cierta credibilidad.

Es lo que se denomina el efecto bola de nieve, se empieza con una pequeña mentira y se acaba incluyendo toda la escena pero claro, tiene que defender la contradicción que producen sus palabras ya que una vez acabada la euforia no tiene ninguna motivación para llevarlas a cabo. Seguramente que nos ha dicho: Un día de estos te llamo – Tengo muchas ganas de estar contigo – Tenemos que quedar para cenar – etc. Son frases hechas a medida y que sirven para cualquier ocasión pero cuando llega el momento nos contesta: Ups, ¡tengo mucho trabajo! – ¡Tengo que limpiar la casa! – ¡Llevo una semana de locos y necesito descansar! etc.

Es un comportamiento tóxico y nos puede lastimar si le seguimos la corriente, por eso mismo, es mejor alejarse. Este tipo de personas no tienen las ideas claras y van dando tumbos por la vida, dicen una cosa y luego hacen otra. No quiero decir que sean malvadas, ¡ni mucho menos! lo que sucede es que su incoherencia conductual lleva a la confusión porque no sabemos por dónde nos va a salir la próxima vez. Entonces, lo mejor es no hacerles caso ya que este tipo de comportamiento es el que induce a la indefensión aprendida y/o también a la dependencia emocional. Es fascinante lo sencillo que es caer en esta adicción, la dependencia a las palabras bonitas y/o gestos de aceptación de alguien más.

Por su parte, con la indefensión aprendemos a no defendernos de sus palabras, les damos total credibilidad aún en la ausencia de los hechos. Con lo cual, si por el motivo que sea no puedes alejarte de esta gente, tienes que comportarte de modo indiferente. Ante cualquier promesa o propuesta que te hagan, asienta con la cabeza como si te lo creyeras pero sigue tu camino, no dejes de hacer lo que tenías previsto y menos aún, te quedes esperando por ella. ¡Jamás vendrá!

Por: Omar el Bachiri
Psicólogo clínico y escritor