¿Por qué nos gusta tanto la palabra gratis?

Junto con la frase low cost nos genera unas emociones muy placenteras, las interpretamos como un reconocimiento a nuestro esfuerzo, por nuestra dedicación a la causa porque todos somos conscientes que nada es gratis. Todo tiene un precio, ya sea intercambiando mercancías o favores, es decir, hoy por ti y mañana por mí. Por lo tanto, cuando nos aseguran que algo es gratis, que no tiene ningún coste emocional, ni económico lo interpretamos como un regalo. Cómo un premio por nuestra manera de ser o por estar en el lugar y momento adecuado. Pero lamentablemente, en muchas ocasiones se infravalora, no se la da la importancia que se merece dado que no nos ha costado nada, porque hemos aprendido que para conseguir nuestros objetivos tenemos que luchar y sudar la gota gorda.

Esto es así por la balanza emocional que todos usamos, calculamos el esfuerzo requerido y el resultado obtenido. Por lo tanto, todos queremos dedicar menos recursos y obtener los mismos resultados, es la misma ley que sigue nuestro organismo, la del mínimo esfuerzo pero sin perder calidad y esto podría explicar también el placer por las ofertas (pagar menos por lo mismo). Por otra parte, la gran mayoría de nosotros tenemos la suerte de valorarlo y lo disfrutamos al máximo porque somos conscientes del nulo esfuerzo que nos ha supuesto conseguirlo y esto nos llena de alegría. Así pues, nos alegramos cuando podemos acceder al transporte público gratuitamente o teniendo un sistema de salud casi gratis (low cost).

Podemos dedicar nuestro dinero a otras cosas como por ejemplo, viajar, hacer deporte, comprar libros, tomar algo con los amigos, etc. Ahora, para poder pensar de esta manera hemos tenido que sacarnos de encima los prejuicios que afirman que si algo es gratis o no es caro, es que es malo. Un conjunto de ideas creadas para asociar de manera negativa la palabra gratis y es que es inevitable pensar positivamente cuando pensamos en ella. Nos trastorna el cerebro y nos comportamos de manera irracional porque la balanza emocional queda anulada dado que obtenemos resultados favorables sin tener que esforzarnos, ¡todo son ventajas!

Por: Omar el Bachiri

Psicólogo clínico y escritor