¡Muévete, haz ejercicio físico!

Seguramente que ya lo sabes, el ejercicio físico es maravilloso dado que, nos beneficia tanto físicamente como mentalmente. Igualmente, también sabes que es un estilo de vida porque nos distrae y es placentero, aunque en ocasiones no sea divertido nos refuerza mucho anímicamente. Por lo tanto, se podría decir que es una terapia psicológica porque aparte de mantenernos alejados de los trastornos mentales, también es un remedio contra ellos. Si estamos ansiosos, angustiados o depresivos, haciendo ejercicio físico volvemos a recuperar rápidamente el estado anímico anterior. Ahora, también es cierto que debido a la disciplina que requiere (determinación, constancia y alimentación saludable) no es apto para todo el mundo ya que, después de haber trabajado durante todo el día, no siempre tenemos ganas de ejercitarnos y aquí es donde radica el error.

Que la cosa funciona al revés, el ejercicio físico nos mantiene despiertos, más atentos y aunque parezca mentira, si después de trabajar lo realizamos, descansamos mejor y encima, cenaremos de manera más equilibrada porque entendemos que es un conjunto. La energía requerida es obtenida de la alimentación ingerida y por lo tanto, adquirimos el hábito de cuidarnos la dieta, controlaremos la cantidad de carbohidratos, proteínas, grasa y salt que ingerimos en las comidas diarias. Por otro lado, es un aliado muy importante para disfrutar de nuestro tiempo libre porque nos condiciona de manera positiva o negativa.

Es decir, si queremos disfrutar de nuestro entorno, cuanto mejor estemos físicamente, menos nos costará y mejor  lo pasaremos porque andar o leer son acciones necesarias en nuestro día a día. Del mismo modo, si nos descuidamos temporalmente no nos costará mucho recuperar la silueta porque tendremos el organismo acostumbrado al esfuerzo y sólo será cuestión de volver a la disciplina. No nos dejaremos engatusar por las dietas milagrosas, porque sabemos que sin esfuerzo físico y una alimentación saludable no hay nada a hacer puesto que no se trata sólo de perder peso, sino también, de no volverlo a recuperarlo.

Por: Omar el Bachiri

Psicólogo clínico y escritor