Ser asexual, no sentir atracción sexual por nadie

Ser asexual, no sentir atracción sexual por nadie

Abr 4, 2024 0 Por Omar El Bachiri

La asexualidad no es escogida de manera voluntaria como lo es el celibato, cuando la persona decide abstenerse de la práctica sexual. Sea por motivos religiosos, creencias o porque decide abstenerse temporalmente por alguna experiencia negativa. Es una orientación sexual más, igual que la homosexualidad o la heterosexualidad y a efectos estadísticos, representa alrededor del 1% de la población mundial. La persona disfruta de su condición sexual, pero no se centra en los genitales. Encuentra el placer en las emociones y sentimientos vividos con su pareja o persona en cuestión, no en el acto sexual en sí mismo. Se decanta más por el amor romántico, busca sentirse atraída emocionalmente por la persona amada y tener ganas de estar todo el día con ella.

Dicho esto, a pesar de tener las necesidades sexuales igual que todos nosotros, prefiere masturbarse a mantener relaciones sexuales con alguien más porque, no se siente atraída por nadie. Igualmente, también hay subtipos dado que, hay asexuales que si perciben una gran conexión emocional con la otra persona, se les activa la atracción sexual. Por lo tanto, estar en pareja se les dificulta porque aunque estén enamorados de la otra parte, si no sienten este grado de emoción, no la pueden satisfacer sexualmente. A no ser claro esta, que la otra parte acceda de abstenerse también sexualmente y basen su relación en las caricias y hacerse compañía mutuamente.

Explicado de otro modo, la persona asexual busca el amor romántico y, por lo tanto, idealiza la otra persona y paralelamente, también condiciona la relación porque la priva del comportamiento sexual. Entonces, para no romper la relación, en muchas ocasiones, la persona negocia los momentos y la frecuencia del acto sexual con su pareja porque entiende su importancia, a pesar de no compartir la idea. Es decir, hace un esfuerzo en este sentido porque es consciente de su condición y ama a su pareja.

Por: Omar el Bachiri

Psicólogo clínico y escritor