Ser feliz y no saberlo

Ser feliz y no saberlo

Jul 28, 2021 0 Por Omar El Bachiri

Seguramente trabajas entre 40 y 60 horas semanales, según tu trabajo, responsabilidades, carga familiar y lugar de residencia, pero seguro que con la cantidad de dinero que ganas tienes para pagar el alquiler, comprar alimentos y puedes acceder a la sanidad pública. Es decir, si caes enfermo/a, puedes medicarte y así no morir e igualmente puedes tratarte un dolor de muelas, de cabeza o cualquier infección leve. Con esto te estoy diciendo que la felicidad se consigue teniendo las necesidades básicas cubiertas, tener más ya se traduce en bienestar. Poder acceder a una vivienda mejor, tener vehículo propio, poder escoger la mejor comida, la escuela de los hijos, etc.

Aunque parezca una utopía, es una realidad y las catástrofes naturales, las pandemias o las guerras  están hartas de demostrarlo. En cuanto vivimos una de estas situaciones es lo primero que buscamos, asegurar dichas necesidades, dejamos de pensar en las cosas materiales y/o superficiales, entonces, ¿Para qué esperar a vivir una desgracia para disfrutar de nuestras posesiones? Lo material está fabricado exactamente para esto mismo, para disfrutarlo pues tiene fecha de caducidad. Por otro lado, para poder disfrutar de ellas, dependerá del punto de enfoque, del lugar en el que centramos nuestra atención. ¿Lo hacemos en lo que tenemos o en lo que deseamos tener? La respuesta a esta pregunta es la que condiciona nuestro estado mental, lo puede perturbar con la frustración, la rabia o por el contrario, puede motivarlo a luchar por adquirir el articulo en cuestión.

Con esto quiero decir que está muy bien fijarse en lo que nos falta y/o deseamos pero sin olvidar o menospreciar lo que ya tenemos. Seguramente, en su momento fue una fuente de alegría y bienestar, con lo cual, si no reconocemos su mérito nunca estaremos satisfechos, siempre querremos más. En otras palabras, es magnifico intentar superarse y conseguir más comodidades o un nivel de vida más elevado pero se trata de sumar valores, no de restarlos. La vida se compone de momentos buenos y de otros no tan buenos pero si les damos más valor emocional a los segundos, jamás podremos disfrutar del todo, siempre habrá un ¿y si?

Es más, el año se compone de una suma de 365 días y dudo mucho que sean todos malos. Quizás haya un tercio que no sean buenos, es decir, unos 120. Entonces, por pura estadística, tenemos otros 245 días que sí lo son y a partir de aquí es tu actitud la que se encargará de darle un significado positivo o negativo. Como estarás viendo, tú decides cómo interpretar la realidad y qué valor emocional le asignas, si de felicidad, tristeza o melancolía.

Por: Omar el Bachiri

Psicólogo clínico y escritor