¡Si duele no es amor!

¡Si duele no es amor!

Nov 7, 2023 0 Por Omar El Bachiri

Todos conocemos la sensación de dolor y a nadie nos gusta, es aparecer y buscar cómo deshacernos de ella porque nos dificulta la vida. Por lo tanto, queda claro que sentir dolor es una señal de malestar y un aviso de que algo no funciona. Nos está diciendo que tenemos que buscar alternativas o maneras diferentes de hacer las cosas porque las actuales nos lastiman. En cambio, el sentimiento de amor es la suma entre la alegría y la felicidad y como no puede ser de otra manera, se traduce en una sensación placentera, nos sentimos libres de decir y hacer cualquier cosa. Por lo tanto, salimos reforzados y repetimos las conductas dado que, el comportamiento llevado a cabo es beneficioso. Entonces, – ¿cómo puede ser posible que con unas diferencias tan abismales entre ambas sensaciones pueda haber confusiones? – Pues, la respuesta la podemos encontrar en la interpretación errónea del amor porque lamentablemente, hay personas que han crecido bajo el paradigma de que el gozo y el placer vienen condicionados por el dolor y por lo tanto, han asociado el amor al sufrimiento. – ¿Quieres ser feliz? ¡Pues primero tienes que sufrir! –.

Están convencidas de que si no sienten dolor, no es amor, interpretan que si la otra parte no las desprecia, agrede o controla su agenda personal significa que no está por ellas. Entonces, hacen y se dejan hacer cualquier cosa con tal de gustar o llamar su atención, renuncian al control de su vida, la dejan en manos de la persona amada pensando erróneamente que el sentimiento es recíproco. No se paran a pensar que si ellas nunca harían sufrir a su amor, este tendría que hacer igual, por lo tanto, si la hace sufrir no es amor. De tanto convivir en ambientes tóxicos (familiares y parejas sentimentales) han aprendido que para ser amadas, tienen que sufrir. Lo han hecho a través del acondicionamiento clásico, han asociado las conductas placenteras con el malestar y la culpa, entonces, cuando están disfrutando y la otra parte  le reprocha su comportamiento, lo encuentran normal. No entienden que el amor es sinónimo de placer, de tener ganas de compartir experiencias con alguien más (familiares, amigos, pareja sentimental). Son conductas enfocadas a pasarlo bien, a disfrutar del momento y no tienen cabida las de dolor y menosprecio, así pues, si las encontramos dentro del comportamiento significa que no es amor. Son cualquier otro sentimiento menos este y es más, son las mismas que forman parte de la dependencia emocional, económica o simplemente de nuestra comodidad personal.

Es el precio a pagar por depender de alguien más, cuando le damos el poder de decidir sobre nuestra vida porque a nosotros nos incomoda hacerlo, no queremos asumir obligaciones, tomar decisiones comprometidas o simplemente, ya nos está bien así, estamos cómodos con la situación. Porque también existe la posibilidad de emparejarse o de no alejarse de la familia tóxica por miedo a la independencia o no querer perder la calidad de vida actual, que vienen siendo las dependencias mencionadas anteriormente. Es una realidad que hay parejas que deciden ir a vivir juntas para así compartir los gastos mensuales, como también hay gente que no se va de casa de sus padres para no perder su calidad de vida o la comodidad de llegar a casa y tenerlo todo hecho, no tener que preocuparse por hacer la compra, ni cocinar. Viviendo con los padres tienen la posibilidad de ahorrar dinero o llevar el estilo de vida deseado sin tener que hacer cuentas para llegar a fin de mes.

Por lo tanto, cada uno escoge su manera de vivir pero es vital reconocer las emociones y sentimientos surgidos de la interacción social porque si hacen daño, quiere decir que no es amor. Después ya tendremos la opción de continuar en el mismo ambiente o cambiar pero desgraciadamente, las dependencias y el miedo son una esclavitud y determinan las decisiones de quienes las sufren. Es decir, cuando entramos en la dependencia o cogemos miedo a la independencia es muy difícil actuar racionalmente porque las emociones se hacen con el control de las situaciones. Si la dependencia sólo es económica puede solventarse mejorando la fuente de ingresos de dinero pero cuando es emocional o van ambas juntas, ya podríamos estar hablando de algún trastorno de ansiedad que condiciona su toma de decisiones. Una explicación plausible para entender por qué una persona solvente económicamente se ve incapaz de vivir sola es el sentimiento de vacío (aislamiento social forzado) que ha vivido en la familia o con la pareja sentimental. Es un sentimiento que surge cuando nuestro entorno laboral, familiar, sentimental o amistoso nos deja de lado, no quiere saber nada de nosotros, no le interesa nuestra opinión y por ende, dejamos de existir para él o en todo caso, sólo nos busca por interés personal.

Entonces, referente a la persona que no quiere abandonar la casa de sus padres es porque depende de ellos para tomar cualquier decisión dado que, nunca ha tenido oportunidad de hacerlo por sí misma y esta angustia la paraliza. Desgraciadamente, quien sufre el vacío queda mentalmente dañado, disminuye su autoestima y esto condiciona su toma de decisiones porque el hecho de equivocarse y confirmar así las expectativas de su entorno sería desastroso. Por lo tanto, se ve incapaz de tomar cualquier decisión no consensuada con anterioridad, es decir, actúa según las preferencias grupales, dejando a un lado su placer. Se mueve condicionada por el efecto Pigmalión, cuando actuamos según pensamos que los demás esperan de nosotros. Entonces, esta persona cree erróneamente que sus seres queridos la aman, cuando realmente es indiferencia lo que sienten por ella dado que, jamás se menosprecia o se deja de lado a la persona amada. Por lo tanto, si te sientes aislada, marginada, sola, que tus ideas no son escuchadas, no es amor, sólo que la necesidad de ser amada te supera y prefieres interpretarlo de una manera más suave para así no sufrir. Por eso mismo es tan importante distinguir las emociones para así poder escoger qué hacer con la situación, para saber cómo nos valora nuestro ambiente y sobre todo, saber cómo afrontarlas, si con rabia o indiferencia.

Por: Omar el Bachiri

Psicólogo clínico y escritor