Vivir sin tantas preocupaciones

Vivir sin tantas preocupaciones

Oct 28, 2023 4 Por Omar El Bachiri

Parece anecdótico o incluso insultante afirmar que no tenemos ningún problema porque hay poca gente que cuando se le pregunta cómo está, contesta que esta bien. La mayoría contesta justo lo contrario, dice que está mal cuando tiene salud, trabajo, acceso a la sanidad pública y un lugar donde dormir. No importa si es un piso de compra, de alquiler o compartido, la cuestión es que duerme caliente, puede cocinar y ducharse a diario. Es decir, vive en un lugar donde está protegido de la intemperie, quizás, no será el lugar deseado pero mientras llega el momento de cambiarlo, vive sin preocupaciones fisiológicas dado que, no enfermará por insolubilidad. No estoy hablando de conformarnos con la situación problemática que podamos estar viviendo, sino, de adaptarse a ella, de saber priorizar y de valorar el momento presente. Si somos conscientes de que todo es temporal, que nada dura eternamente, las situaciones se interpretan de un modo totalmente distinto dado que, sabemos que van a mejorar y con ellas, nuestro estado mental.

El ser humano tenemos un cerebro con buena plasticidad, puede adaptarse a cualquier ambiente y circunstancia y todavía más, sabiendo que es temporal. Por lo tanto, tenemos que centrarnos en buscar la manera de salir de esta situación desagradable y ciertamente, no pasa por las lamentaciones. Si sabemos qué queremos de nuestra vida, hacia dónde enfocarla, sólo será cuestión de tiempo conseguirlo porque cada experiencia vivida será interpretada como fundamental en el proceso. Por lo tanto, cualquier preocupación que no esté vinculada con nuestro objetivo principal, será interpretada como un simple contratiempo y por consiguiente, emocionalmente no nos afectará mucho.

Se trata de ser minimalista en cuanto a la acumulación de información en nuestro cerebro dado que, su capacidad de almacenamiento es limitada. Así pues, una opción es filtrarla y eliminar o pasar a un segundo plano la que ha dejado de ser productiva. Es decir, si sabemos que más adelante tendremos que recurrir a ella, se deja de lado. No nos olvidamos de ella pero mientras llega el momento de volver a utilizarla, no le prestamos atención. Digamos que estamos buscando un piso de compra pero los precios están desorbitados. Queremos ser propietarios pero no a cualquier precio porque previamente hemos hecho un estudio de mercado y actualmente, está sobrevalorado. La sociedad ha enloquecido y está vendiendo granos arena a precio de pepitas de oro, ¡es simplemente una locura!

Entonces, mientras esperamos que vuelvan a su precio real, esta preocupación quedará en segundo plano, la tendremos rodando por la cabeza pero con un valor emocional inexistente. Es decir, estamos dejando espacio para otras preocupaciones como por ejemplo: crear nuevas fuentes económicas, informarnos sobre los posibles impuestos que nos tocará tributar, buscar zonas para vivir más cómodamente, etc. Se trata de avanzar para cuando llegue el momento de comprar, hacerlo con menos preocupaciones. En definitiva, este modo de proceder tiene que ser igual para cualquier situación que nos genere cierta preocupación, nos enfocamos en ella, vemos cómo queremos que acabe o se lleve a cabo y dejamos de darle tanta importancia para así, centrarnos en otras cosas igual de importantes o más.

Por: Omar el Bachiri

Psicólogo clínico y escritor